Estamos frente a la conclusión -parcial quizá- de la controversia surgida en diciembre con una serie de ataques informáticos al servidor de Google, provenientes de China. Un enfrentamiento que ha terminado por incidir en las relaciones tormentosas entre China y Estados Unidos y en agravar las críticas hacia diversas compañías estadounidenses por parte de nacionales chinos.
Una minoría de activistas en línea, sin olvidar los intereses económicos del motor de búsqueda americano, se declaró a favor de Brin y Schmidt: según algunos observadores la decisión de Google realmente tenía como objetivo apoyar a esta facción de chinos activistas y promover su batalla para garantizar la libertad en Internet.
"Esto es un error. Estamos en contra de la politización de problemáticas comerciales, y expresamos nuestro descontento e indignación a Google por sus acusaciones y comportamientos irracionales" afirmó un portavoz del gobierno chino.