Era el sonido de la guerra, un tiroteo constante. Desde las tres de la tarde el ruido de la pólvora aturdió a la desocupada Beijing. El Año de la Cabra empezaría a media noche. Los tumultos, bicicletas y carros que congestionan a la ciudad, casi que habían desaparecido. Parecía que los fuegos artificiales no solo servían para ‘ahuyentar’ a los malos espíritus, como se creía antiguamente, sino a los habitantes de la ciudad.
En las calles del oriente de la capital se podía ver a los pocos habitantes que quedaron. Muchos viajaron a sus provincias natales para el Chunyun, la migración más grande del mundo.
Familias enteras se divirtieron mientras estallaban fuegos artificiales y totes. El cielo de Beijing se convirtió en un espectáculo de luces de colores. Hasta la media noche permanecieron despiertos. Era el shou sui, una costumbre que significa ‘después de la cena la víspera de Año Nuevo’. Los abuelos entregaron a sus nietos los tradicionales sobres rojos con dinero y todos se sentaron frente al televisor para ver la ‘Gala del Festival de Primavera’. Había iniciado el conteo de los últimos 10 segundos de este año.
Los fuegos artificiales explotaron en cada esquina de la ciudad y eran la única compañía de los extranjeros (lao wai) que viven en Beijing, quienes se ‘refugiaron’ en los pocos bares que quedaron abiertos. La tradición es ajena, no les pertenece y posiblemente no la comprenden.
Los papeles rojos con frases y caracteres de buena suerte durarán colgados en la puerta durante dos semanas más. Los ritos y tradiciones no terminan con la llamada del Año Nuevo, sino que se extienden por varios días más. El segundo día, por ejemplo, algunos hogares ofrecen un culto religioso en honor a los dioses. Además, es el día en el que las mujeres casadas visitan a sus padres. El tercer día está dedicado una ceremonia para los antepasados de la familia.
El evento que cierra las celebraciones es el Xiao Yuan, o Festival de la Linterna, que este año cae el 5 de marzo.
En la mañana las calles amanecieron limpias, sin los rezagos de la pólvora. Aquella guerra contra la mala suerte había acabado, pero ese era solo el primer día del tiroteo de ruidos y colores. Faltan ocho.
Si no se hubieran visto los camiones de la basura después de medianoche desempolvado a la ciudad, sería posible creer que la nieve, el mejor de los augurios para año nuevo, había ocultado la basura que la fiesta dejó.
También puedes leer:
– Horóscopo China Files: el año de la cabra
– La verdad sobre China: ¿Hay fuegos artificiales en exceso durante el Año Nuevo Lunar?