El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se reunió con el Dalai Lama a puertas cerradas en la sala de los mapas de la Casa Blanca, un recinto poco utilizado para encuentros con líderes mundiales. Como ha ocurrido en ocasiones anteriores, el gobierno de Beijing criticó el cara a cara y sostuvo que se afectarían las relaciones bilaterales.
“Si Estados Unidos planea esta reunión enviará un mensaje errado a la independencia del Tíbet y a las fuerzas separatistas, perjudicando la confianza mutua y la cooperación entre Estados Unidos y China”, manifestó Lu Kang, vocero del Ministerio de Asuntos Exteriores de China, durante una conferencia de prensa previa al encuentro.
El presidente norteamericano “reiteró la posición de Estados Unidos de que el Tíbet es parte de la República Popular de China, y no apoya la independencia tibetana”, señaló un comunicado oficial emitido por la Casa Blanca.
Josh Earnest, vocero de la residencia presidencial, aseguró que en el pasado el presidente Obama, refiriéndose al Dalai Lama, había manifestado “cálidos sentimientos personales, aprecio por sus enseñanzas y compromiso con la “preservación de las tradiciones religiosas, culturales y lingüísticas únicas del Tíbet”.
El mandatario norteamericano también instó al líder espiritual a dialogar directamente con las máximas autoridades chinas para solucionar las diferencias, y el líder espiritual manifestó sus condolencias por la masacre de 49 personas en Orlando el domingo pasado.
En 1959, el Dalai Lama se exilió en India luego de una insurrección fallida después de que las fuerzas militares de Mao Zedong ocuparan la región autónoma del suroeste de China nueve años atrás. Según The Epoch Times, desde entonces la etnia tibetana ha sido víctima de violaciones de derechos humanos por las autoridades chinas. Por el contrario, el régimen comunista sostiene que “liberó" al Tíbet del feudalismo y de la pobreza, y que está llevando progreso a la región.
En una entrevista con Fox News después del cara a cara, el líder tibetano negó estar buscando la independencia y aseguró que el Tíbet estaba interesado en ser parte de China “siempre y cuando tengamos el completo derecho a preservar nuestra cultura, el rico conocimiento budista, el conocimiento de la filosofía budista, estas cosas”.
En ocasiones anteriores, Obama ha descrito al máximo líder del budismo tibetano como un “buen amigo” y la Casa Blanca aseguró que el mandatario aplaudía el “enfoque intermedio” con el que el Dalai Lama exige mayor autonomía para el Tíbet, sin pregonar una postura independentista.
La reunión del pasado miércoles fue el cuarto encuentro entre el presidente Obama y el máximo líder del budismo tibetano. La última vez que los líderes se reunieron en la Casa Blanca fue en febrero de 2014.
[Crédito foto: Business Insider] También puedes leer:
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