Un cambio para el gobierno en Taiwán, ¿un cambio para las relaciones con China?

In by Andrea Pira

Taiwán ha elegido a su primera mujer presidente, en una elección histórica que podría cambiar el balance de poder en la región.
Luego de 8 años de gobierno del partido Kuomintang (KMT) o Partido Nacionalista, Tsai Ing-wen, líder de la oposición Partido Demócrata Progresista (PDP), ganó la presidencia con el 56,1% de los votos, luego de las elecciones del sábado pasado.

Esta es también la primera vez que el KMT pierde el control de la legislatura de la isla. Así, el PDP tendrá 68 de los 113 escaños en el parlamento de Taiwán, obteniendo la mayoría absoluta.

Las calles se llenaron de partidarios que mientras ondeaban banderas del partido aplaudían los anuncios de victoria.

Abogada de profesión, se ha desempeñado como presidente de la agencia del gobierno responsable de las relaciones con Pekín y como viceprimer ministra.

Tsai subrayó el compromiso de Taiwán con la democracia, que calificó de un valor "profundamente arraigado en el pueblo de Taiwán", al tiempo que afirmaba "Nuestra forma de vida democrática es para siempre la voluntad de 23 millones de habitantes de Taiwán”. De esta forma, Tsai le daba un guiño a occidente, especialmente a Estados Unidos.

Tradicionalmente, el PDP se ha inclinado a favor de la independencia de la isla de la China continental. Según manifiesto Tsai, ambas partes "tienen la responsabilidad de hacer todo lo posible para encontrar formas mutuamente aceptables para interactuar… y asegurar que no haya provocaciones ni sorpresas”.

Tras la derrota de 2012, Tsai ha pulido su posición de firme defensora de la identidad propia de Taiwán, separada de la china. Hace cuatro años tales posturas al respecto asustaron a los Estados Unidos, algo que pudo costarle votos, pero a lo largo de esta campaña, con un discurso pragmático, ha sabido tranquilizar a Washington. Ha asegurado que quiere mantener la situación actual en las relaciones con Pekín, y que considera a Taiwán parte de su territorio: ni unificación ni independencia.

Sin embargo, con o sin razón, China teme que el PDP sostenga el compromiso de independencia legal de la China continental, lo que representa un desafío a su propio objetivo de la unificación final.

China y Taiwán se separaron en 1949 tras la victoria comunista en el continente, luego de la guerra civil. A pesar contar con un patrimonio cultural y lingüística común, ambas partes se han regido por separado. Desde 1992 se ha acordado en una política de "una China", en la que ambos gobiernos reclaman la soberanía sobre la China continental y Taiwán, pero fundamentalmente ninguno reconoce la legitimidad del otro.

El pasado noviembre se había producido el primer encuentro entre líderes, luego de más de seis décadas de distanciamiento entre China y Taiwán.

A sus votantes, Tsai les ha prometido una diversificación de la economía y un reparto más igualitario de la riqueza que se genere. Es que tal como una encuesta importante realizada semanas antes de las elecciones por una importante revista de Taiwán, según informa la CNN, los encuestados se encuentran más preocupados por los problemas nacionales como la economía en lugar de las relaciones con China.

En ese sentido, ambos partidos de Taiwán también consideran que la economía había crecido demasiado dependientemente de China. Si este cambio es permanente, lo que beneficiaría a largo plazo de la PDP, sólo se podrá saber en los próximos meses y años.

[Crédito foto: CNN]

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