Sin dudas, la contaminación es un problema que aqueja a China, y al resto del mundo. Por ello, vale la pena preguntarse sobre las presiones y actores involucrados en este proceso. Aquí, en su primera columna de 2016, Francisco Silva nos hace reflexionar sobre el origen del problema, y las "hipócritas" demandas que recaen sobre "la fábrica del mundo" desde los países desarrollados.
Inicio el año antes que nada agradeciéndoles a todos los lectores que siguen mis notas y mis peculiares opiniones sobre los variados temas de China y Latinoamérica. Esta nota es ligeramente más larga pero, como siempre, les pido tiempo y paciencia, y espero que les gusten los Tacos a la Panda que prepare para hoy.
El 25 de diciembre del 2015, a las 9:20 de la mañana, y después de más de una hora en la pista, el vuelo ZH9889 con destino a Shenzhen por fin levantó vuelo. Por las ventanillas se veía una imagen que era digna de alguna película post-apocalíptica, donde ya no hay más civilización más que nosotros. Un muro de niebla gris amarillenta nos rodeaba y no se podía ver más allá de los vehículos de servicio a 200 metros de la nave. Por supuesto, era imposible ver el Aeropuerto Internacional de Beijing, un edificio colosal no sólo por sus dimensiones, sino por su brillante diseño. El aeropuerto completo era devorado por los más de 800 puntos de contaminación en los que amaneció la ciudad.
El despegue no fue menos impactante. Durante los primeros 30 segundos del despegue no se veía absolutamente nada. Por un segundo me cuestioné cómo era posible que las turbinas funcionaran con tanta polución y posiblemente la menor cantidad de oxígeno en el aire. Sin embargo, poco a poco levantamos vuelo y la luz empezó a entrar por las ventanillas. De golpe dejamos abajo la nube y vimos el sol y su cielo azul. Abajo de nosotros quedó una nube, una sola nube que parecía una alfombra que erróneamente pensé que se extendía sobre Beijing. Esta nube, o bruma, o contaminación, se extendía kilómetros y kilómetros de forma homogénea y amenazadora, solamente frenada por los riscos de las montañas por las que pasa la milenaria muralla china. Estas monstruosas nubes que se empiezan a formar en la provincia de Mongolia Interior pasan por toda la región norte hasta disiparse en las costas del puerto de Tianjin, pasaron regularmente por esta zona durante este invierno.
El "airpocalypse" (aire-apocalipsis), como lo nombran en las redes sociales, es el escándalo más reciente en cuanto a contaminación que China ha tenido durante los últimos 10 años. Ríos teñidos de rojo, peces muertos por millares, algas cubriendo kilómetros de costa y muchas otras más, son producto de la suma de dos factores principales: un acelerado crecimiento de la producción y una falta de interés por el daño ambiental que este crecimiento provocó. Éste es el costo que hoy se paga porque China fuera la "fábrica del mundo". Hoy en día, China está tratando de corregirlo, y promete cumplir con varias metas ambientales para el 2020 y el 2030.
Este problema se ha tratado hasta el cansancio, y no es para menos. En su carrera por volverse una potencia mundial, China dejó tras de sí una serie de daños, algunos irreparables y algunos fuera de sus fronteras. Los países desarrollados en incontables foros y ocasiones han pedido y demandado que el gigante asiático se alinie con los estándares mundiales de medio ambiente. Todo esto es territorio conocido pero, si ya me han leído antes, saben que me gusta ver más allá de lo obvio. China tiene un problema y todos lo sabemos. Cuáles son las causas de este problema, todos los sabemos.Sin embargo, cuál es el ORIGEN de este problema, esto es algo que los medios no reparan en hablar. China no es la única culpable de esta situación. El origen de este problema lo comparte con el resto del mundo. Fue el resto del mundo que depositó en China su opción de producir en altos volúmenes a bajos precios, en producir bienes de consumo sin usar sus recursos, abastecer sus mercados sin tener que contaminar sus ríos, ni sus tierras, ni su aire. Fue la avaricia de los empresarios y la doble moral de los países que manufacturaban en China que prefirieron ver hacia otro lado que los productos que ellos mandaban producir, llenaban después los ríos de productos tóxicos.
Estoy seguro de que la reacción de varios de ustedes es "producir para alguien más no es excusa para contaminar un río o liberar gases venenosos en la atmósfera" y hasta cierto punto tienen razón… hoy día… pero recordemos que esto sucedió hace 35 años y nadie imaginaba las dimensiones que esto tomaría. También fue la curva de industrialización de China, la cual cruzaron en 20 años y no en 150 como sucedió en Europa y América. También los mercados pasaron por ciertas fases en las que cambió el punto de vista del mundo a lo que vivimos hoy.
La primera fase fue una producción sin restricción "necesito un millón de piezas, a 10 centavos de dólar" y así se hizo… China producía excesivamente barato y excesivamente mal. Fue la época en la que "made in China" era sinónimo de mala calidad. La gente lo consumía simplemente porque era barato y sustituible. Y al poco tiempo, el mercado exigió un poco más.
La siguiente fase fue una producción con estándares "necesito 800 mil piezas, pero tienes que cumplir con las regulaciones europeas" y así se hizo… en China se establecieron miles de fabricantes que ahora ya podían poner su marca en el producto y cumplir con la Unión Europea, el FDA de Estados Unidos. Fue la época de "¿Sabías que -inserte marca internacional- produce esto en China?". La gente lo compraba porque confiaba en sus marcas conocidas. Y al poco tiempo, el mercado exigió un poco más.
La siguiente fase, la de innovación "necesito 300 mil piezas de esto que hiciste tú, no te olvides de cumplir con el UE, FDA, EEIE y los demás" y así se hizo… China se transformó en un país con propuestas de productos y servicios innovadores que diferentes mercados adoptaron. El mercado consumía siempre y cuando le dieran un valor agregado. Y al poco tiempo, el mercado exigió un poco más.
La fase en la que estamos actualmente es la de concientización "necesito 250 mil piezas de este foco, pero además de las normas, tiene que ser ‘vegan’, libre de gluten, biodegradable y comprobar que no se lastimaron animales durante su desarrollo". El mercado es ahora muy sensible de lo que compra en términos de bienestar y las consecuencias de sus decisiones. Y al poco tiempo, ¿el mercado exigirá un poco más?
Se puede ver que todas las partes estuvieron entrelazadas en esta evolución: proveedores, compradores, consumidores y gobiernos. Yo creo que si bien está mal la situación de China, que no le importó el costo ambiental por décadas y es urgente que imponga medidas correctivas, es ilógico e injusto ponerlo de único culpable. Es hipócrita por parte de los países desarrollados decirle a China "corrige TU situación" cuando eran ellos los que hacían los pedidos a "la fábrica del mundo" y eran ellos los que permitían el acceso a estos productos dentro de sus fronteras. No repararon 30 años atrás que su decisión de no fabricar en sus patios traseros, hoy les afecta en calentamiento global y en condiciones económicas antes inimaginables.
Tristemente, la solución no está cerca. Este no es un caso de "arroje dinero al problema hasta enterrarlo y ya no tenga que verlo". No se trata solo de asignar presupuestos, además de que los países desarrollados no estarán muy dispuestos a darle dinero (ni lo tienen) a la segunda potencia mundial para que arregle un problema "doméstico". Esto requiere primeramente aceptar las responsabilidades de cada uno y después de un trabajo en conjunto, investigación y concientización mundial. Pero estas cosas generalmente no reflejan bien en las utilidades de empresas ni ayudan en el producto interno bruto de los países. Parece que estos tacos no serán tan fáciles de cocinar, a menos que alguien tenga una verdadera solución.
¿Ustedes qué opinan? Como siempre me gustaría saber sus comentarios vía correo electrónico a paco@dxmconsulting.com
[Crédito fotos: Francisco Silva] También puedes leer:
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