En su tercera entrega de Caminando sobre la muralla, César Ocampo, nuestro colaborador mensual sobre temas económicos chinos, habla sobre uno de los factores olvidados cuando se habla del asombroso rendimiento de la economía china: su estructura social.
La evolución de la economía de China en los últimos años ha sido un fenómeno económico sin igual. Debido a un asombroso crecimiento consecutivo que, incluso ha llegado a dos dígitos, la economía china ha marcado un hito, pues ninguna otra nación en la historia los ha podido alcanzar. Pese a que en los últimos meses algunos analistas han hecho énfasis en la desaceleración de su economía, se debe tener en cuenta el contexto actual de la economía internacional. Sin importar la baja de su ritmo, la economía china sigue creciendo cerca de la barrera del 7%, una que ningún otro país en su mejor momento podría alcanzar.
Este crecimiento ha incentivado la elaboración de múltiples análisis que han abordado puntos clave de la reforma de apertura de 邓小平 (Dèngxiǎopíng). El ingresó a China a la Organización Mundial de Comercio en 2001, bajo una “política comercial que lo impulso a ser la primera potencia comercial”, los planes de atracción de inversión extranjera, y la productividad total de sus factores, entre otros, hicieron esta política comercial altamente rentable.
Si bien es cierto que todos los elementos rescatados en los análisis económicos sobre el crecimiento de la economía del gigante comercial son de gran ayuda, el análisis de la estructura social de China se ha dejado de lado. Lo anterior ha pasado sin mencionar aspectos como la fuerza y composición de su estructura social, es decir, el motor del crecimiento de su economía.
Desde tiempos antiguos, la sociedad china se ha regido por una serie de normas sociales que, pese al transcurso de los años, siguen reinando hoy en día. Entre dichas normas o costumbres encontramos la idea del 养子防老 (Yǎngzǐ fánglǎo ) cría a los hijos con cara al futuro. Este elemento es de gran importancia para los chinos, ya que los padres destinan el mayor número de recursos -sobre todo financieros- al cuidado de sus hijos para ofrecerles la mejor educación posible.
En un mundo altamente competitivo, una de las vías para lograr el éxito o conseguir la estabilidad económica es a través de los estudios y la complementación de los mismos mediante el acceso a las 特长 (Tècháng) habilidades extras como baile, computación o estudio de idiomas, entre otros. Aunque no sean parte del 专业 (Zhuānyè) área primaria del estudio o especialidad del hijo, se convierten en un factor de distinción que les ayudan a sobresalir.
Ante el gran esfuerzo que realizan los padres por la educación de sus hijos, estos últimos tienen la obligación de poder generar los recursos económicos necesarios para poder ofrecer bienestar de sus progenitores. De lo contrario, si al llegar a la adultez el hijo sigue dependiendo económicamente de los padres, este pasaría a ser lo que los chinos llaman 啃老族 (kěn lǎo zú) el que roe al anciano.
Este término es de reciente difusión ya que, a raíz de las últimas crisis económicas, el tema de la búsqueda de empleo ha sido difícil no sólo en China sino alrededor del mundo, incluso, en algunos países de América Latina tenemos el símil con el NINI (Ni trabaja Ni estudia).
Sin embargo, para el caso de la nación asiática, el hecho de ser kěn lǎo zú es sinónimo de 丢面 (Diū miàn ) perder la cara. Para la sociedad china, el prestigio, o cara como ellos lo llaman, es una de los elementos más importantes en la vida, ya que sin él, el valor como persona es nulo.
A partir de la implementación de la política de natalidad del hijo único en 1979, la estructura familiar en China ha pasado a componerse en un esquema de 4-2-1. Esto significa que la familia se compone de cuatro abuelos, dos padres y un hijo, lo cual ha hecho que se incremente la presión familiar sobre el hijo. En esta cultura el hijo tiene el deber de velar por la seguridad económica de 6 personas, sin contar que debe procurar también por el bienestar de su esposa e hijo propio. Es por eso que en muchos casos la cabeza de la familia y quien trae el pan a la mesa, no solo es el padre, sino también la madre, ya que en la economía actual un solo salario no es suficiente para el bienestar de la familia.
En una economía en donde se compite con 1.400 millones de personas, la labor de convertirse en uno de los mejor calificados, o ser uno de los más trabajadores, es un factor prioritario. La alta competitividad y la presión de procurar por el bienestar económico de la familia son muy altos.
La capacidad de poder generar recursos es un factor transcendente que permea no solo aspectos como el desarrollo profesional, sino también el sentimental. Además de la compatibilidad en el 性格 (Xìnggé) carácter con la pareja, la parte económica también juega un rol importante. Esto se ve en aspectos como lo que para las chinas es el príncipe azul de todas, o como dicen 高富帅(Gāofù shuài), que es el hombre alto, RICO y guapo o, en el caso de los hombres, 白富美(Bái fùměi) la mujer blanca, RICA y hermosa.
[Crédito foto: lagranepoca.com ] También puedes leer:
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