Después de décadas de pacifismo, Japón acaba de pasar una polémica ley que permitirá a su ejército entrar en combate fuera del país.
El giro en la política de defensa es el más importante que realiza el país nipón desde la creación de su ejército posguerra en 1954. Según Shinzo Abe, el primer ministro japonés, es un cambio vital para afrontar los nuevos desafíos regionales, como el crecimiento del poder militar chino, y la carrera armamentista nuclear norcoreana. Mientras Estados Unidos, aliado de Japón, dio la bienvenida a los cambios, en China se alzaron voces de protesta, pues aún persisten amargos recuerdos de la agresión japonesa durante la Segunda Guerra Mundial.
"Exigimos fervientemente que Japón escuche estas voces tanto a nivel nacional como internacional, aprenda las lecciones de la historia, defienda el camino al desarrollo pacífico, hable y actúe con cautela en materia de seguridad y militar, y tome medidas reales para mantener la paz y la estabilidad", dijo Hong Lei, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, en una rueda de prensa el pasado viernes.
Esta es la más reciente tensión que se presenta entre ambos países luego de que Abe decidiera no asistir al desfile del Día de la victoria chino, y que la semana pasada saliera a la luz que China está construyendo una tercera pista aérea en el mar de la China Meridional. Lo anterior ha hecho que el ambiente entre ambas naciones se torne aún más hostil.
La polémica medida también ha sido criticada al interior de Japón por dos sectores diferentes. Por un lado, los detractores del gobierno de Shinzo Abe han dicho que la medida es anti constitucional, pues va en contra de los acuerdos firmados por este país durante la postguerra. Por el otro, la población civil ha dejado sentir su descontento, pues considera que esto llevará al país hacia guerras innecesarias, haciendo que Japón gane enemigos gratuitamente. Tal podría ser el caso de una intervención japonesa en Oriente Medio.
La posición del gobierno de Abe es clara frente al tema, pues ha mantenido una serie de límites a los despliegues militares en la nueva legislación. Las Fuerzas de autodefensa entrarán en combate en el extranjero para proteger a los aliados, pero sólo cuando todas las opciones pacíficas se hayan agotado, y no intervenir amenazaría "la vida y la supervivencia de la nación japonesa". Los críticos dicen que esos criterios son peligrosamente vagos, y según algunas encuestas realizadas en mayo de este año, solo uno de cada seis ciudadanos encontró la posición del gobierno convincente.
[Crédito foto: Infinite]
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