Sinología : Migrantes, emigrados o refugiados. Las comunidades norcoreanas en China y Japón y su papel como sostén financiero del régimen

In by Andrea Pira

En el presente artículo, el docente del departamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Torcuato Di Tella, Sergio Cesarin, explora sobre las implicaciones económico-sociales que sufren China y Japón con la migración de ciudadanos norcoreanos. Los análisis sobre la dinámica del conflicto intercoreano presenta distintas perspectivas. La más relevante por sus connotaciones internacionales es la geo estratégica, al correlacionar factores políticos, ideológicos, militares y de seguridad en un área de tensión –herencia de la Guerra Fría– como es el Noreste de Asia.

Otros abordajes, privilegian los "determinantes económicos". Las consecuencias económicas (costo-beneficio) de una posible "reunificación entre ambas Coreas por "absorción" o "integración" del Norte por parte del Sur, las similitudes y disimilitudes existentes entre el “caso coreano” y el “modelo alemán” de reunificación, y los impactos que sobre la economía del Sur tendrían los esfuerzos aplicados a la reconstrucción del Norte, suelen ser las variables que reciben mayor ponderación en la definición de posibles escenarios de crisis o estabilización del conflicto.

Una tercera opción es la provista desde el campo socio-cultural apuntando preferentemente a las condiciones históricas preexistentes en la península, el sentido como "nación" que las identifica y las raíces culturales compartidas que poseen ambos pueblos. Este enfoque, intenta desentrañar la mayor o menor funcionalidad que estas variables aportan en términos de homogéneas conductas orientadas hacia el acuerdo, en disfavor de opciones de ruptura entre “compatriotas”, parte de una “misma nación”. Esta perspectiva (que no excluye lecturas desde la filosofía, tradiciones y religión ancestrales), destaca el conjunto de valores compartidos que refuerzan la comprensión sobre la situación de división como una creación "artificial", producto de pujas de poder entre gobiernos enfrentados, la rigidez ideológica de los contendientes y la influencia de poderes exteriores, y no como resultado de fuerzas profundas de división "entre un mismo pueblo".

Es evidente que las aportaciones enunciadas no bastan para explicar otros fenómenos y procesos más complejos. Sin negar la validez de los enfoques precedentes, nuestro trabajo de investigación intenta relacionar las tres perspectivas con el fin de vincular la trama socio-cultural no sólo ad intra de los actores principales en pugna (Corea del Norte y Corea del Sur) sino también proponer una perspectiva ad extra que incluye actores secundarios, pero no por ello menos relevantes como son las comunidades de residentes norcoreanos en China y Japón, quienes aportan fondos que ayudan a la población local, son utilizados para sostener la débil economía norcoreana, incluso, apoyar financieramente el programa de desarrollo de armas de destrucción masiva (WMD).

En este sentido, hemos asumido la incorporación de un interrogante central que guía la indagación propuesta y une las tres dimensiones de abordaje: asumiendo como verdadera la hipótesis del “inminente colapso” económico de Corea del Norte que aumenta sus márgenes de vulnerabilidad en instancias claves de negociación, cuáles son las fuentes de financiamiento de una economía en crisis que ayudan a sostener el desarrollo de armas de destrucción masiva (nucleares, y eventualmente químicas)?

En primer lugar, el comercio exterior de Corea del Norte aporta fondos –limitados– que sirven para sostener su alicaída economía. La cooperación financiera y técnica provista por China es la principal fuente de sostenimiento económico del régimen; relación que se funda en los históricos lazos existentes entre países fronterizos, hasta comienzos de la década del noventa unidos por un nexo ideológico profundo. En tercer lugar, las rentas obtenidas por Corea del Norte provenientes de las ventas de armas, las donaciones, los ingresos “no oficiales” de ayuda económica provenientes de familiares y empresarios de Corea del Sur, así como los beneficios derivados de una tenue apertura económica, son también dignas de mencionar.

Pero, además, existen otras “fuentes alternativas” poco analizadas como son los fondos provenientes de los giros y remesas que emigrados norcoreanos en China y Japón y las empresas por ellos controladas, envían a sus familiares o "casas matrices" en Corea del Norte que – según coinciden las fuentes consultadas – oscilan entre U$S 2.000 y U$$ 3.500 millones anuales. Este dato nos pareció relevante por su riqueza heurística, atendiendo a la afanosa búsqueda de alternativas analíticas que posibilitaran una mejor comprensión de la “resistencia” económica que un régimen presumiblemente languidecente ofrece desde comienzos de los noventa.

Valen otras aclaraciones metodológicas consideradas pertinentes para el curso de la investigación y también para mejor comprender la importancia de analizar una variable como los "aportes de capital" bajo la forma de remesas. En primer término, la carencia de fuentes y datos exactos sobre las remesas de dinero por parte de los residentes norcoreanos en Japón y China, constituye una restricción determinante a la hora de construir escenarios.

En segundo lugar, la escasa bibliografía existente en nuestro medio exigió diversificar las fuentes externas, como universidades de los Estados Unidos, Europa y países asiáticos. Para compensar estas carencias, asumimos la necesidad de trabajar sobre fuentes primarias (documentos y reportes provenientes de los Estados Unidos, Japón y China), secundarias como artículos periodísticos (algunos extraídos de Internet), libros y revistas especializadas. Las entrevistas con académicos extranjeros (Estados Unidos), han servido para construir un diseño analítico consistente con la tentativa de verificación empírica de nuestra hipótesis. El resultado es satisfactorio, dadas las limitaciones apuntadas.

Un segundo eje de notas aclaratorias es el referido al campo teórico aplicable a nuestro trabajo. Es evidente que dadas las características del planteo los "actores subnacionales" constituyen el principal objeto de estudio en su dinámica e interacción con los poderes centrales.En este sentido, la opción por el enfoque desde la "teoría de la interdependencia” aplicada a la interacción entre las “comunidades de residentes” norcoreanos en China y Japón con sus familiares y dirigentes en Corea del Norte, define el cauce teórico central aplicado al trabajo de investigación, considerando que "… en nuestra época el Estado territorial está siendo eclipsado por actores no territoriales; como las corporaciones multinacionales, los movimientos sociales transnacionales y las organizaciones internacionales"; es decir, el Estado no es (y ya no lo será) el principal ni único actor en el sistema internacional. Desde esta perspectiva, pierde sustento el evaluar la dinámica del conflicto desde la "tradición realista" que nos hace perder una perspectiva más rica, fundada en la apreciación del papel que desempeñan los actores no estatales.

En tercer lugar, surgen claroscuros en la identificación del objeto de estudio –acotado a las comunidades de residentes norcoreanos en China y Japón– de acuerdo al momento histórico analizado. Por ejemplo, si analizamos el período de tradicionales relaciones entre el Imperio del Centro (China) hasta comienzos del siglo XX y los reinos tributarios de la Península poco podemos decir de corrientes migratorias, emigrados o refugiados; antes bien estaríamos ante un proceso de permanente flujo e intercambio social entre áreas de cultura mutuamente influidas que, bajo relaciones políticas de subordinación (Imperio-Reinos Tributarios) se potenciaron gracias a la permeabilidad de las fronteras.

Si en cambio observamos el mismo proceso en la inmediata post II GM, veríamos que el escenario subregional es totalmente distinto, con una abierta dialéctica de conflicto difícil de sintetizar. Las exploraciones culturales mutuamente enriquecedoras (nótese los flujos de incorporación del Budismo hacia Japón vía Corea a través de China, por ejemplo) dieron paso a desconfianzas y clivajes ideológicos, políticos y económicos desde las primeras décadas del siglo XX, luego agudizados durante la Guerra Fría. En consecuencia, detectar la dinámica de movilización poblacional coreana en la subregión remite a procesos de emigración forzada, persecuciones y búsqueda de refugio; es decir, antes que producto de un virtuoso proceso de intercambio cultural-civilizatorio, su relevancia analítica resurge considerando el nuevo marco de relaciones estratégicas subregionales signado por el odio, la revancha y la rivalidad.

Finalmente, si abordamos la cuestión central de la posición que hoy denotan las comunidades de residentes norcoreanos en China y Japón nos encontramos con varios interrogantes. En primer lugar, el status jurídico que revisten: son “emigrados” o refugiados?; sea que los Estados confieran una u otra representación jurídica-social, su status político también será singular. Otro interrogante: como "comunidades", poseen plenos derechos políticos? Desde el punto de vista económico, pueden ser considerados solamente “inmigrantes”, es decir personas que traspasan las fronteras de su país de origen para establecerse (temporal o definitivamente) en otro país de su elección denominado “receptor” a fin de encontrar oportunidades de trabajo y sustento personal y familiar?

Este capítulo abre nuevas connotaciones sobre la posición y papel desempeñado por las comunidades analizadas considerando que de acuerdo a las respuestas emitidas por los Estados surgirán (o no), instancias de regulación de derechos, obligaciones y parámetros de intervención en distintos planos: nacionales (Gobiernos locales), subregionales o internacionales (Naciones Unidas – ACNUR, Organización Internacional para las Migraciones OIM, etc), el reconocimiento (o no) de derechos y libertad de movimiento o circulación, desplazamiento, deberes sobre repatriación y asistencia, tratamiento equitativo respecto de los nacionales, entidad política, y acceso a bienestar otorgado a los residentes extranjeros por parte de los Estados receptores, así como su importancia económica doméstica y externa (interméstica) como receptores y emisores de fondos hacia el país de origen.

Crédito foto [crowdact.com ]

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