Chongqing, la zona urbana más poblada del planeta, invierte 11,4 millones de dólares en el gas de esquisto cada tres años. El objetivo es cubrir las dos terceras partes de la producción entera de China para el 2017. Este es el enésimo intento del país de encontrar una fuente de energía alternativa al carbón. Por otro lado, la petrolera más grande de China recibe calificaciones positivas de la corporación inversionista Moody’s por su capacidad de resistir el colapso de los precios del petróleo. Chongqing refuerza su papel como el eje de la industria del gas de esquisto hecho en China. La administración de los municipios en el suroeste de la República Popular anunció que entre el 2017 la inversión para la extracción, construcción del gaseoducto y el desarrollo de la maquinaria fue de 70 millones de yuanes, alrededor de 11,4 millones de dólares.
Las inversiones fueron destinadas a un plan de cinco años para la industria de gas de esquisto. Según lo estableció el gobierno local, la producción para el 2020 será de 20 millones de metros cúbicos.
En práctica, se trata de dos tercios de la producción de toda China. De acuerdo con los objetivos de la administración estatal para la energía, el objetivo que se ha fijado para el 2020 es de 30 mil millones de metros cúbicos. Sin importar el descenso en el precio del petróleo, que se redujo un 50 por ciento en comparación con el pasado julio (de 100 dólares por barril a 50), China sigue apuntando hacia el gas de esquisto para diversificar sus fuentes de energía.
La carrera china para ‘engancharse’ a la revolución estadounidense del gas de esquisto, y así encontrar una fuente de energía alternativa al carbón, se remonta al menos al 2009. Éste es un esfuerzo que vale tanto para toda la República Popular como para el municipio de Chongqing. Como afirmó el vicerrector de la sección local de la Comisión para el desarrollo y las reformas, el gas de esquisto es ahora “una industria emergente estratégica".
En este contexto debe leerse también la aceleración estimulada del año pasado por Sinopec para la explotación de la cuenca piloto de Fuling, uno de los campos más prometedores fuera de Estados Unidos, con reservas de 2.100 billones de metros cúbicos y que 2017 debería tener una capacidad productiva de 10 billones de metros cúbicos de gas.
Sin embargo, el camino se revela más difícil de lo esperado. En agosto, la MIT Technology Review subrayó las dificultades de Beijing para desarrollar sus vastos recursos de gas de esquisto. El año pasado, por ejemplo, China estuvo cerca de cumplir sus metas, con 1,3 millones de metros cúbicos de gas extraído de las rocas, no obstante el objetivo era de 1,5 millones de metros cúbicos.
En los últimos meses, el gobierno central había bajado el objetivo de la producción para el 2020, que en el 2012 estaba alrededor de 60 mil millones de metros cúbicos. Mientras tanto, ignorando el campo energético, las grandes petroleras chinas recibieron una evaluación positiva por parte de la empresa matriz de Moody ‘s Investors (que proporciona calificaciones crediticias) por su capacidad de resistir el colapso en los precios del petróleo.
Para la empresa de calificación, a pesar que el descenso, en teoría, debilitará la producción y la exploración de los tres gigantes, la calidad crediticia de las tres empresas se mantendrá estable. El pronóstico se basa particularmente en la extraordinaria ayuda gubernamental de la que gozan las empresas. Por eso, tanto Sinopec, la Corporación Nacional de Petróleo de China (CNPC) y China National Offshore Oil Corporation(CNOOC) mantendrán la calificación de Aa3 estable.
Entre todas, es la CNPC la que no debe ser relacionada con los efectos del precio del petróleo. En parte porque, gracias a la producción nacional de gas natural, se ve menos afectada por el desempeño mundial del crudo. Sinopec debería, en cambio, aprovechar el hecho de que la mayor parte de sus ingresos provienen de la refinación. Por el contrario, la más vulnerable, de acuerdo con Moody, es la CNOOC porque al estar menos expuesta al negocio del gas natural, está río abajo.
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