La historia secreta del primer portaaviones de China

In by Andrea Pira

En 1998, tras la disolución de la Unión Soviética, un portaaviones ucraniano con los estragos de la guerra fría, fue vendido a un consorcio de China llamado Chong Lot Travel agency en US$ 20 millones de dólares. El siguiente reto fue llevar a China el nuevo componente naval. La historia secreta tras el primer portaaviones de China.


El colosal buque fue rebautizado como Liaonling 16, y aun incompleto (sin motorización, ni sistema electrónico, tampoco artillería e inclusive sin sistema de emergencia) fue transportado desde el Mar negro hasta China, convirtiéndose así en el primer portaaviones del país. Xu Zengping, un empresario novato, ex jugador de baloncesto, aseguró al South China Morning Post que inmediatamente después de ver la fuerza del leviatán de acero “Me dije que debía comprarlo a toda costa y asegurarme de que se convirtiera en parte de nuestra marina de guerra”.

Xu reveló por primera vez, en declaraciones exclusivas para South China Morning Post, el precio que pago y además certificó que aún sigue pagando, dos décadas después, por su papel en esta misión de su vida. "Un amigo de negocios de Hong Kong me prestó HK $ 230 millones en 1997 (casi US $ 30 millones) sin ningún tipo de garantía – sólo sobre la base de nuestra amistad y mi integridad", dijo.

China quería un portaaviones desde la década de 1970, por la guerra fría en el Mar del Sur de China. Tenerlo en su marina sería un factor decisivo para impedir otra invasión al territorio chino y equilibrar hacia su favor la balanza de poderes militares en la región.

La armada descartó la idea de crear su propio portaaviones, pues esto crearía sospechas en la comunidad internacional, trastornada por las ambiciones del gobierno chino. Además, económicamente era imposible desarrollarlo.

Desde 1992 la marina china intentó adquirir el buque, pero el futuro titán seguía estancado en el Mar Negro y todavía con el letrero en venta. Xu Zengping el ex capitán del equipo de baloncesto de uno de los comandos militares chinos en Guangzhou, fue encomendado por Chinluck Holdings con tal misión. Fue advertido de los dos principales obstáculos para llevar a cabo la compra: el grave déficit de financiación y el no apoyo de Beijing para el proyecto portador.

"Me eligieron para hacer el trato. Me di cuenta de que era una misión imposible porque comprar algo como un portaaviones debe ser un compromiso nacional, no de una empresa o un individuo", afirmó. "Pero mi pasión me empujó a asumir la misión porque era una oportunidad única para que China comprara un nuevo portaaviones de un constructor naval ucraniano casi insolvente", aseguró para South China Morning Post.

Xu dijo a los ucranianos que el buque seria el hotel- casino flotante más grande del mundo con el fin de desviar las sospechas de que este monstro marítimo se convertiría en una nueva base militar china.

Con unos supuestos US setecientos setenta mil, estableció una compañía fantasma, Macao – Agencia Turística, contrató ingenieros, los instaló en una oficina en la capital ucraniana, Kiev, para sentar las bases de la compra, con el firme propósito de llevar el bote al Mar del Sur de China. Las negociaciones navegaron en medio del erguotou, un licor chino con 62 grados de alcohol. "En cada comida tenía que beber de dos a tres litros de erguotou. En cuatro días, saqué más de 50 botellas. Pero todavía me sentía que tenía la energía para hacerlo y siempre fui capaz de mantener una mente sobria porque mi forma de beber estaba dirigida a un objetivo; los ucranianos estaban bebiendo para emborracharse”.

La borrachera sirvió, estrecharon la mano y cerraron el contrato. El constructor naval y el gobierno accedieron vender a la compañía de Xu por el precio de ganga de US $ 20 millones. Ya lo tenía comprado, ahora quedaba llevarlo a China. En la cubierta del portaaviones se cerró el trato con el transportista. Ocho camiones trasladarían por tierra las 40 toneladas de los motores desarmados, para Xu serían US $ 10 millones más de inversión.

Ahora quedaba llevar el gran casco. La ruta principal era tomar el estrecho del Bósforo en la ruta del Mar Mediterráneo. Sin embargo, Turquía no accedió y negó el permiso. La tripulación filipina anclada (16 pilotos y 250 marineros) tuvo que esperar 16 meses, hasta el 1 de noviembre del 2001, para que finalmente el gobierno turco, según el Tratado de Montreux de 1936, cediera el paso y desistiera de su excusa de que era un buque demasiado grande, que destrozaría los puentes de Estambul. Escoltado por 27 buques, transitó por el estrecho del Bósforo con la esperanza de pasar por el Canal de Suez para así poder estar más cerca de su destino. Sin embargo, Egipto con un no rotundo aseveró que los barcos de guerra no podían transitar por su territorio marítimo.

El gran casco fue entonces remolcado por todo el Mar Mediterráneo, llegando hasta España por el estrecho de Gibraltar y luego bordeando la costa africana por el Cabo de la Buena Esperanza, por supuesto, esperando los permisos de paso por cada uno de los países implicados. Llegó hasta Singapur con la certeza de ser remolcado hasta China. Entró en las aguas Chinas, en el puerto Dalián, en marzo del 2002. El acondicionamiento técnico duró 7 años. En el 2009 contó con su nuevo diseño hidrodinámico, con nuevos motores, un nuevo sistema de emergencia (alerta, radar, comunicaciones) un bulto en la proa mucho más grande y largo, y evidentemente pintado con los característicos colores de la armada china.

Solo hasta el 2012 el vehículo fue rebautizado Liaoning 16, llamado 16 “porque pasamos 16 años haciendo este trabajo ", concluyó Xu Zengping.

También puedes leer:

"China trajo a la CIA par hacer monitoreo a Rusia", Frederick Starr, presidente del Instituto Asia Central-Cáucaso

Las tensiones invisibles

Acuerdo histórico entre China y Rusia

[Crédito foto BBC]