Caen dos pesos pesados en la campaña anticorrupción pero no es suficiente

In by Andrea Pira

La campaña anticorrupción encabezada por el presidente, Xi Jinping, sigue cobrando víctimas en China. Esta vez, el turno fue para un ejecutivo de la estatal Sinopec y para una general del Ejército de Liberación Popular. A pesar de los resultados positivos, la percepción sobre China parece no estar cambiando: China sigue siendo un país corrupto.
Uno de los problemas más grandes que tiene China es la corrupción que se ha filtrado en las altas esferas de entidades púbicas y privadas. Este fenómeno es consecuencia del rápido crecimiento económico que tuvo China en la última década del siglo pasado, que forjó a una generación de empresarios que amasaron fortunas rápidamente, dentro y fuera de la ley. Esto ocurrió porque la bonanza económica no significó un fortalecimiento de la ley, lo que volvió difusa la línea entre la legalidad y la ilegalidad para los empresarios, a causa de lo “permisivo” que era el sistema.

Esto implicó que la corrupción invadiera las instituciones verticalmente. Cuando Xi Jinping asumió la presidencia de China en 2013, uno de los pilares de su discurso fue la lucha contra la corrupción para sanear al país. Desde entonces Xi emprendió una cruzada dentro del mismo Partido Comunista, así como en el sector público y el privado, para que, según sus palabras, los funcionarios corruptos respondan ante la ley.

Como el mismo Xi lo ha hecho saber en reiteradas ocasiones, la campaña no tendrá reparo en nombres ni cargos y aplicará la ley por igual, “no importa si son tigres o moscas”. Las últimas dos presas de esta cacería, catalogadas como tigres de peso pesado, son Xue Wandong, jefe de la división de petróleo de Sinopec, una de las petroleras estatales más grandes del país, y la mayor general del Ejército de Liberación Popular, Gao Xiaoyan.

El miércoles 3 de noviembre los medios oficiales hicieron público el despido de Xue Wandong, quien fue relevado de su cargo después de haber sido acusado por corrupción, aunque los pormenores de la investigación no fueron revelados. La salida de Xue fue consecuencia de una serie de inspecciones que el zar anticorrupción de China realizaba dentro del Grupo Sinopec, al cual pertenece Sinopec Oilfield Services Corp –nombre completo de la compañía– por considerarlo un posible foco de corrupción. Después del anuncio, Sinopec se pronunció a través de su cuenta de Weibo diciendo que “no toleraría ninguna falta disciplinaria ni violación de la ley”.

Xue no es el primer funcionario de alto rango en el campo petrolero que ha sido investigad. En julio fue relevado de sus funciones Zhou Yongkang, ex ministro de Seguridad Pública de China (2002-2007), quien fue director de la China National Petroleum Corporation. Zhou era uno de los miembros más importantes del Partido Comunista y se le conocía como el "zar del petróleo".

Aunque en los diferentes medios de comunicación chinos se ha especulado que podría haber una conexión entre Zhou y Xue, esta no se ha confirmado. Con estos casos se ve que la cacería de “tigres y moscas” va en serio.

La otra cabeza que rodó fue la de Gao Xioyan, la primera mujer de alto rango investigada por corrupción dentro del ELP. Gao, que se desempeñaba como comisionada encargada de la Universidad de Ingeniería Informática del Ejército de Liberación Popular, fue detenida el 27 de noviembre, acusada de recibir sobornos millonarios relacionados con contratos de construcción que ella adjudicaba.

Aunque estos dos nuevos casos son pequeñas victorias de la campaña, y engrosan el archivo de investigaciones y detenciones que el gobierno ha hecho dentro y fuera del país, la percepción internacional sobre China no ha cambiado, pues se le sigue considerando un país corrupto. Así lo reveló el Índice de Percepción de la Corrupción 2014, que fue publicado este miércoles.

Este estudio, que hace Transparency International, parte de encuestas hechas a empresarios y académicos, evaluando el nivel de corrupción de diferentes países alrededor del mundo. En el informe del año pasado China ocupó el puesto 80 entre los 175 países que aparecen en el escalafón. Este año, a pesar de los esfuerzos Xi Jinping, China fue el país que más cayó, perdiendo 20 posiciones, para llegar al número 100.

El problema, según Thomas Coombes, portavoz de la organización, es que más allá de las capturas y las investigaciones no hay una reforma profunda al sistema que ataque al problema de raíz. “El problema no es lo que China está haciendo sino lo que no: falta un sistema transparente en el que los funcionarios públicos rindan cuentas”, le dijo Coombes al New York Times.

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Crédito foto: Louis Schwartz