Después de que China se consolidara como imperio, como le pasa a todos los grandes imperios, el país se vio inmerso en una serie de intrigas y revueltas que pusieron en jaque al poder. Acá les contamos como empezó la caída de la dinastía Qin a manos de Xiang Yu entre guerras y traiciones.
Tras la muerte de Qin Shi Huang, el primer emperador Qin, en un viaje de expedición por el oriente de la nación, sus consejeros, Li Si y Zhao Gao, falsificaron un testamento que supuestamente condenaba a Fusu, primer hijo del emperador y legitimo heredero al trono, al suicidio. Fusu no era del agrado de los consejeros de su padre, pues sus pensamientos liberales y “democráticos” se veían como una ofensa al poder. Fusu, ingenuo, cumplió con la voluntad del testamento y así, Huhai, el segundo hijo del emperador, subió al poder en el 210 a.C.
Al mejor estilo de los dictadores modernos, Huhai, conocido como Qin Er Shi al convertirse en emperador, gobernó los últimos años de la dinastía Qin bajo un modelo autocrático. Huhai creía que todo aquel que le llevara la contraría, por pequeña que fuera la consigna, debía ser exiliado o asesinado, pues su figura jamás debía ser cuestionada. Sin embargo, esto le valió grandes problemas; tanto sus más allegados consejeros, como los eunucos que lo acompañaban, le temían y vivían amedrentados por temor a represalias. Pero Huhai no era más que una marioneta, pues eran Zhao Gao y Li Si, los antiguos consejeros de su padre, quienes gobernaban en realidad.
Por su inexperiencia y mala gestión, Huhai no logró contener las diferentes revueltas que se levantaron en el imperio. Desde el norte los nómadas intensificaron sus ataques, y entre los soldados imperiales hacía mella el hecho de que las guerras fueran en aumento por las malas decisiones políticas de su líder. La incomodidad en general se acrecentaba, y se rumoraba que Huhai había llegado al poder de manera irregular, lo que ocasionó un descontento fatídico.
Sima Qian, historiador chino famoso por ser quien reveló los grandes sucesos de la China antigua y el inicio de la época imperial, documentó que Huhai se suicidó en compañía de sus más allegados servideros al verse derrotado por las rebeliones que su terquedad desató. Pero, ¿quiénes triunfaron en la rebelión?
Xiang Liang y su sobrino Xiang Yu
Xiang Liang es considerado el padre de la rebelión contra la dinastía Qin. De familia noble, Liang fue un militar imperial. Su padre, Yan, fue también un militar e intentó defender, sin éxito, el estado Chu, uno de los cuales cayó bajo el poder Qin durante el inicio de la dinastía.
Liang se hizo cargo de su sobrino, Yu, tras la muerte del padre de este. Intentó educar a Xu aunque, según Sima Qian, no tuvo éxito. Lo introdujo a la lectura y escritura así como también a las artes marciales. “Los libros sólo servirán para recordar mi nombre, y las artes marciales para defenderme de 100 hombres; yo quiero poder derrotar a miles de ellos”, decía Yu. Desde entonces, se sabía de sus aspiraciones guerreristas.
Tras la sucesión del trono, Liang entendió que el momento de recuperar su ansiado estado Chu había llegado, y lideró a un ejército de más de 8.000 hombres en batallas contra el imperio. Sin embargo, en el año 208 a.C., en la batalla de Dingtao, Liang se enfrentó al batallón del ejército imperial liderado por Zhang Han, un general devotó del imperio Qin, y murió en batalla.
La venganza de Yu
Tras la muerte de su tío a manos de Zhang Han, el militar del imperio, Yu se comprometió aún más con la causa del estado Chu. El rey Chu colocó a Yu como segundo al mando del Ejército de Refuerzos del Estado de Zhao, otro de los opositores a la dinastía Qin y aliado del Chu en las revueltas.
Al mando del ejército Yu y su superior inmediato, Song Yi, llegaron a la ciudad de Anyang. La orden que tenían era esperar por mes y medio en las inmediaciones de Julu, cosa con la que Yu no estaba de acuerdo. Esta discordia desató la ira del joven y una noche tomó por sorpresa a su comandante y lo asesinó. Esto ocasionó que los súbditos de Song Yi tuvieran miedo de Yu, sin embargo, luego de que el rey del Estado Chu nombró a Yu como general, ganó su lealtad y respeto.
En el año 207 a.C. Yu, siendo comandante del ejército Chu y el ejército Zhao, que juntos sumaban 30.000 hombres, decidió atacar al Ejército Imperial liderado por Zhang Han. Aunque su ejército ganó combates contra el imperio este se vio debilitado, lo que marcó un cambio en la estrategia de Yu. Decidió hablarles a sus hombres de manera honesta y les dijo que de ahora en adelante deberían cargar provisiones sólo para tres días. Todo lo demás debía desecharse y ordenó hundir los barcos en los que navegaban por los ríos. Esta señal fue muy clara y comunicó el mensaje: vencer o morir.
Yu luchó contra más de 100.000 hombres en Julu, y los guerreros Chu, que eran superados en una tasa de 10 a 1, salieron victoriosos. Zhang Han ordenó la retirada y decidió pedir refuerzos a la cabeza del Imperio. Zhao Gao (el titiritero) negó dichos refuerzos lo que dejó a Zhang Han desprotegido.
Pronto, el ejército de Yu creció en número por las historias de sus proezas. Por eso, valientemente, decidió enfrentarse con Zhang Han frente a frente. Aunque el Ejército Imperial se rindió, la despiadada venganza de Yu aún no había terminado, y ordenó que enterraran vivos a los 200.000 soldados restantes del Ejército Imperial..
Aunque suene increíble, Yu concedió el perdón a Zhang Han, el asesino de su tío, y le otorgó el título de rey de Yong. Yu sabía que el miedo infundido después de tan despiadados actos era suficiente para obtener su lealtad.
En la próxima entrega entérese de la caída de Yu a manos de Liu Bang, el primer Emperador Han.
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