Más que por su sabor, a muchos nos gustan las galletas de la fortuna por sus mensajes ocultos, que incluyen desde profecías antiguas hasta números ganadores de lotería. ¿Cuál es su misterioso origen?
Leyenda urbana:
Las famosas galletas de la fortuna son originales de China.
La realidad:
“No comas nada de comida china hoy, de lo contrario, estarás muy enfermo”
Te ríes un poco porque ya terminaste tu plato de pato pekinés y verduras en uno de los restaurantes chinos de tu ciudad. Tomas otra galleta y sacas una nueva tira de papel.
“Ignora la galleta anterior… números de la suerte: 33, 40, 7, 25, 4, 28”
¡Qué alivio! Ya no tendrás problemas digestivos por haber consumido comida china. Además, ya sabes cuáles son tus números de la suerte. Ahora podrás salir a comprar la lotería con esperanzas de que próximamente serás millonario. Sin embargo, los números ganadores no te satisfacen por completo y quieres saber acerca de tu futuro económico o amoroso. Entonces tomas otra galleta en tus manos y la miras con intriga antes de revelar el contenido.
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En muchos restaurantes chinos alrededor del mundo es muy común que al final de la comida te llegue una sorpresa con la cuenta: una bandeja de galletas de la fortuna. En su interior, estas obleas esconden millones de mensajes, que van desde aforismos y frases bíblicas, hasta proverbios chinos y expresiones cómicas. Puedes esperar cualquier cosa en el interior de una de estas galletas de la suerte.
Y es tal vez por el hecho de que sean servidas como postre en miles de restaurantes chinos, y contengan cientos de frases orientales antiguas, que la gente cree que son originarias de China. Sin embargo, de las teorías que se han formulado acerca del origen de las galletas de la fortuna, ninguna apunta directamente hacia China.
Una de las historias más famosas sobre las galletas de la fortuna indica que fue David Jung, inmigrante hongkonés de Los Ángeles y fundador de la Hong Kong Noodle Company, quien inventó las galletas en 1918. Se dice que Jung se preocupaba mucho por la gente pobre que merodeaba su fábrica y, entonces, decidió hacer la galleta y repartirla gratuitamente entre las personas de la calle. Cada una de las galletas tenía una tira de papel con una frase bíblica inspiradora, supuestamente, escrita por un ministro presbiteriano.
Sin embargo, la historia más acertada se refiere a Makoto Hagiwara, un jardinero japonés, reconocido por diseñar el famoso Jardín del Té en el Parque del Golden Gate de San Francisco. La historia se remonta a principios del siglo XX, y cuenta que Hagiwara fue despedido por un alcalde anti-japonés de la época. Luego, el jardinero obtuvo su puesto nuevamente y, en 1914, para agradecerle a las personas que lo habían apoyado durante su tiempo como desempleado, creó una galleta con una nota en su interior. Hagiwara las repartía regularmente en el Jardín de Té.
Según un artículo publicado por el New York Times, Yasuko Nakamachi, una investigadora japonesa, argumenta que las primeras galletas de la fortuna se originaron en pequeñas pastelerías familiares cerca de un templo en Kyoto y eran conocidas como “senbei”. Incluso, presentó referencias de las galletas en antiguos textos literarios japoneses y una imagen de 1878 con un hombre haciéndolas en una pastelería.
"Estoy sorprendido”, dijo Derrick Wong, vicepresidente de Wonton Food, la fábrica de galletas de la fortuna más grande del mundo, ubicada en Brooklyn, “La gente las ve y piensa que son un postre chino y no un postre japonés. La parte más débil de un menú chino es, precisamente, el postre”.
En 1983, la Corte de Revisión Histórica llevó a cabo un juicio para determinar el verdadero origen de la galleta de la fortuna. Evidentemente, el juez, proveniente de San Francisco, falló a favor de su ciudad. Dentro de la evidencia presentada, había una galleta que decía “Muy tonto el juez de S.F. que falle a favor de L.A.”.
Las galletas de la fortuna se empezaron a comercializar en la segunda década del siglo XX y eran fabricadas manualmente. Sin embargo, fue durante la Segunda Guerra Mundial que se volvieron famosas. En 1964, Edward Louie, fundador de la Lotus Fortune Cookie Company de San Francisco, diseñó una máquina que doblaba la masa e insertaba las tiras misteriosas.
Hoy en día, la mayoría de fábricas de galletas de la fortuna están ubicadas en Estados Unidos y se producen alrededor de 3 mil millones de unidades anualmente.
Veredicto: A pesar de que el origen de las galletas de la fortuna sigue siendo un misterio, lo que sí está totalmente claro es que, al igual que el chop suey, son un invento estadounidense que poco tiene que ver con China.
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