A los indios les encanta el oro. Las bodas, los nacimientos y los días de fiesta no están completos si no cuentan con alguna baratija de oro como una pulsera, un collar, un pendiente, un anillo, un llavero o un pisapapeles. Cualquier cosa es válida, lo único que importa es que sea de oro. Esta pasión va más allá de las clases sociales y hasta los menos favorecidos hacen parte de ella. El hombre de la foto es el empresario indio Datta Phuge. Como no es una persona atractiva decidió que la mejor forma para llamar la atención era vistiendo una camisa de oro de 3,3 kilogramos de metal precioso y cuatro botones hechos con cristales de Swarovski. La prenda está valorada en $ 250.000 dólares.
Desde su cuenta de Twitter, en muy mal inglés, publicó: "Yo soy Datta, me gusta mucho el oro. También me gustan las chicas. Espero que algún día me pueda convertir en un actor de Bollywood, para poder tener más oro y más chicas".
India es el segundo mayor importador de oro del mundo después de China y la cantidad que se gasta en las importaciones del metal precioso son superadas solamente por las de petróleo crudo. Entre 2012 y 2013, los indios compraron cerca de 44 mil millones de euros en oro, una cifra que supera al PIB de Luxemburgo.
Pero la situación ha sufrido un cambio de dirección ya que el gobierno se dio cuenta de que una de las causas del déficit de la moneda, 69,5 millones de euros, eran las importaciones excesivas del metal precioso. En un esfuerzo por recuperar el equilibrio comercial, el ministro de hacienda, V.P. Singh, y el Banco de la Reserva de la India aumentaron gradualmente el impuesto sobre las importaciones de oro, del 2% en 2012 al 10% en la actualidad.
Además, se ha desarrollado el "esquema 80:20" el cual significa que cualquier importador puede quedarse con 80% del producto, pero está obligado a exportar 20%. Las cifras oficiales revelan que la medida ha sido efectiva. Entre 2013 y 2014, las importaciones disminuyeron 40%.
Una caída tan brusca y rápida, sin embargo, no significa que haya habido un abandono repentino de las tradiciones. Como suele suceder con productos de gran demanda y altamente gravados, la cantidad de oro que aterriza en las costas de India no ha disminuido, simplemente ha tomado una ruta alternativa: el contrabando.
El fenómeno en sí no es nuevo: todos los jefes históricos de la mafia india, incluyendo Haji Mastaan, Karim Lala y Dawhood Ibrahim, comenzaron de esta manera. Lo que cambia son los volúmenes que se manejan. El Consejo Mundial del Oro estima que este año entrarán ilegalmente cerca de 200 toneladas de oro a la India.
Los arrestos son comunes y no son pocos. Un caso es el de un ciudadano indio que fue arrestado hace unos días en el aeropuerto de Trivandrum, capital del estado sureño de Kerala, con 3,5 kilogramos de oro escondidos dentro del monitor de un computador. Otro ejemplo es el de un carro que fue detenido por la policía de Gujarat a la salida de una zona económica especial con 25 lingotes de oro, libres de impuestos y no declarados, por un valor aproximado de 785 mil euros.
El contrabando de oro se hace por vía aérea y proviene principalmente de Dubai y de los Estados del Golfo: allí el metal precioso es más barato y no es difícil encontrar trabajadores indios dispuestos a convertirse en mensajeros. El sistema está bien organizado y utiliza una red establecida de agencias de transferencia de dinero "informal", conocidas como Hawala, enviado por los migrantes al subcontinente.
Muchos de los delitos de contrabando no son graves y, a pesar de que prevén penas de hasta siete años, éstas rara vez se imponen. Por otro lado, si el valor total de una posible confiscación no excede diez millones de rupias, es posible tener libertad bajo fianza. Últimamente, el Departamento de Inteligencia de las Autoridades Fiscales de la India tiene estrictos controles y los arrestos son más frecuentes. Solo para dar una idea, entre abril y septiembre, la policía del aeropuerto de Mumbai decomisó 604 kilogramos de oro comparados con los 70 kilos del año pasado.
Teniendo en cuenta el aumento de los riesgos, los precios de envío se duplicaron en los últimos años. Antes, enviar diez gramos de oro tenía un costo de alrededor de 150 rupias, unos dos euros. Ahora cuesta 300. El transporte de un kilogramo del producto cuesta cerca de 400 euros, una cifra que se divide entre los gastos de viaje y el pago a los artesanos y compradores. El transportador se queda con unos 250 euros.
En promedio, un individuo hace cinco o seis viajes al año y, si la suerte lo permite, la ganancia máxima es de alrededor de unos 1.500 euros. Esta es una cifra que dice mucho acerca de las condiciones económicas de los trabajadores indios en los Estados del Golfo. India:
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