¿Cómo son las relaciones entre Estados Unidos, Europa y China? ¿Cuáles son los acuerdos que existen entre ellos? ¿Cómo está dividido el poder y la influencia a nivel mundial? Estas son algunas de las preguntas que Lanxin Xiang, profesor del Instituto Graduado de Estudios Internacionales y de Desarrollo Mundial de Ginebra, se hace sobre el orden mundial en nuestra sinología de la semana ¿Hacia dónde van estas tres potencias?
Estados Unidos, China y la Unión Europea son los actores importantes dentro del actual panorama mundial. Su PIB combinado de 38 billones de dólares está muy por encima del 50% del PIB mundial, que se sitúa alrededor de 69 billones, basándose en el valor de todos los bienes y servicios finales producidos en un año determinado (las estimaciones de PIB en dólares indicadas se basan en cálculos de la Paridad del Poder Adquisitivo o PPA). Pero, en términos de PIB per cápita, China se sitúa muy por detrás de los otros dos: China ocupa el puesto 107, según el CIA Factbook 2008, sólo un poco por encima de Irak, con 6.000 dólares per cápita.
El motor que impulsa el desarrollo de las relaciones sino-europeas en los ámbitos relacionados con la estrategia y la seguridad refleja los intentos de los líderes chinos y de algunos políticos europeos de desafiar la supremacía estadounidense en la era posterior a la Guerra Fría. La UE y China establecieron un “vínculo tecno-político” en 2003, que debe entenderse como una ampliación práctica a nivel de política internacional de la determinación de la UE y sus estados miembros de asumir un papel más importante –y más soberano– en política exterior y de seguridad. El detonante fue la Guerra de Irak y el unilateralismo de Estados Unidos a ojos de Francia y Alemania. Por el lado chino, también se percibe un cambio fundamental en una parte del Occidente político, según el cual la UE está superando los viejos principios del sistema internacional, a los que los chinos estaban sometidos desde mediados del siglo XIX.
En cuanto a la propuesta de un “sistema internacional tripartito” organizado por Estados Unidos, China y la UE (Robert Cooper, director general de Relaciones Económicas Externas y Política Exterior y de Seguridad Común de la UE, lo propuso hace un tiempo), se basa en un acuerdo tácito entre China y la UE según el cual un G3 sería un sistema internacional relativamente estable, en el que las tres potencias alcanzarían un “equilibrio blando”, y no tanto un “equilibrio duro” (es decir, militar) entre ellas. Pero hasta ahora Estados Unidos no ha mostrado ningún interés por esta propuesta, más bien prefiere la alternativa G2 sino-estadounidense o Chimérica.
Pero la falta de una política exterior y de seguridad común dificulta la capacidad de la UE de desempeñar un papel importante en un G3 mundial. Y en su relación con China, esta situación no sólo hace que se pierdan muchas oportunidades capitales para reforzar los lazos bilaterales, sino que también proporciona a China y a Estados Unidos la oportunidad de dividir a los miembros de la UE, como se demuestra claramente en el tema del embargo de armas.
Es necesaria una política europea más firme y pragmática hacia China. Las relaciones UE-China han tocado fondo en los últimos dos años, especialmente en lo referente a los temas de derechos humanos y Tíbet, y los líderes de la UE deberían aprovechar la oportunidad de modernizar lo que se denomina el “tradicional” enfoque acomodaticio de la UE.
La UE debería intentar llevar las relaciones UE-China a un nuevo nivel, porque la nueva administración americana de Barack Obama ya ha elevado la relación Estados Unidos- China a un nivel muy superior, el llamado G2. Aunque son dolorosamente conscientes de la oportunidad que ha perdido la UE de reforzar sus lazos con China en los últimos años, los líderes de la UE se dan cuenta de que las consecuencias de un G2, en lugar de un G3 serían mucho peores. Pero afortunadamente los chinos no están interesados en el G2. China está realmente interesada en un posible modelo G3, después de haber rechazado oficialmente el G2 durante la reciente visita de Obama a China. Son los países europeos los que deben organizarse ahora que el Tratado de Lisboa está en vigor.
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Publicado en Anuario Asia Pacífico
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[Crédito foto: Huffington Post]