En los últimos años, China se ha convertido en un destino popular para los occidentales por el crecimiento económico y el desarrollo del país. Pero ahora, hay una nueva clase de inmigrantes que llegan a hacer empresa en el campo de la tecnología, financiados por Kickstarters –empresas para recolectar fondos– que tiene los ojos puestos en China.
Hay un fenómeno que está ocurriendo, y es que cada vez más jóvenes occidentales graduados –o por graduarse– en alguna carrera del área de la tecnología llegan a China para empezar su vida laboral. La razón de esto es muy simple, porque las empresas y plataformas de crowdfunding (recolección de fondos) han visto un potencial enorme en el gigante asiático. Por eso, la inversión de capital en empresas nuevas está migrando desde occidente a China, al igual que los emprendedores con sus proyectos embrionarios.
Este modelo de negocio, que surgió en los años ochenta y ahora está en auge, se conoce como el Silicon Vally accelerator. Se basa en conectar a las nuevas empresas con clientes potenciales y grandes compañías para que financien el proyecto.
Básicamente, hay dos formas para poner en práctica el modelo: La primera es que la nueva empresa exponga el proyecto al público mediante una plataforma, los posibles inversionistas (clientes y empresas ya consolidadas) ven el proyecto, y si les gusta, hacen una donación a cambio de algún beneficio. Este último punto varía dependiendo de cada proyecto. Puede ir desde un prototipo del producto hasta una participación en la empresa. Esto es lo que se conoce como recolección de fondos o crowdfunding.
La otra estrategia es que una de las grandes empresas ya establecidas apadrine a uno de los nuevos proyectos, apoyándolo económicamente y con capital intelectual. Estas son las “incubadoras de negocio”. El modelo, con sus dos alternativas, es la nueva estrategia para darle el primer empujón a las nuevas empresas que están creciendo en China.
“Nuestro objetivo es conectar a las grandes marcas, a los minoristas y a los inversores minoristas con las nuevas empresas más innovadoras del mundo”, le dijo a Forbes Michael Olmstead, director del departamento minorista de Plug and Play, una empresa de crowdfunding.
En la actualidad hay más de 2.000 “incubadoras de negocios” y 500 “recolectores de fondos” en el mundo, y aunque tradicionalmente se concentraron en Estados Unidos y Europa, están entrando en nuevos países como China expandiendo la red de conexiones a nivel mundial. Solamente en China, más de 100 empresas de tecnología se han establecido cobijadas por estos programas.
Pero no solo eso, incubadoras y recolectores de fondos han abierto sede en el país, como InnoSpring y 500 Startups en Beijing; Chinaccelerator, una facción de Techstars network, en Shanghái, y HAXLR8R, compañía especializada en software, en Shenzhen.
Un caso exitoso fue el de Flexbot, una nueva compañía que recaudó 560.000 dólares estadounidenses de 4.700 usuarios que pidieron prototipos de sus productos por medio de una de estas plataformas. Ese fue el empujón inicial que necesitaba la empresa especializada en impresión 3D.
Pero, ¿por qué es un éxito el modelo?: “Uno puede conseguir experiencia de trabajo my valiosa con la financiación, y aprender sobre todos los aspectos de dirigir una compañía”, le dijo al South China Morning Post, Benjamin Black, estudiante norteamericano de computación y parte del equipo de Flexbot.
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