Finalmente se hace pública la investigación al ex zar de seguridad Zhou Yongkang. Después de dos años de rumores frente a una posible detención o una investigación interna dentro del Partido, la confirmación llegó en un comunicado del Comité Central del PCC. El ex número 9 del Comité Permanente del Politburó, durante el gobierno de Hu Jintao, está acusado de "violaciones graves de disciplina." Es el oficial de más alto rango en ser acusado por corrupción.
Zhou Yongkang se convierte en la pieza más importante dentro de la campaña anticorrupción del presidente Xi Jinping. "Vamos a atacar tanto a las moscas como a los tigres", había declarado justo al ser nombrado en el más alto cargo del Estado chino, que además coincide con la del Partido y el Ejército. Y así ha sido.
Después de que gran parte de sus aliados fueran detenidos o arrestados, el Partido parece haber encontrado suficientes pruebas en su investigación interna que culpan al líder de corrupción. No en vano el comunicado de anuncio afirma que se conducirá una investigación para “evaluar las violaciones de Zhou”, en lugar de decir que se investigará a Zhou para saber si cometió violaciones.
Si bien la caída de Zhou parece estar directamente vinculada al escándalo de Bo Xilai, hay muchos analistas que apuntan a que esta democión tiene un trasfondo más profundo, pues significa un balance de poder para el nuevo gobierno en las áreas petroleras y de seguridad, dos industrias en las que Zhou tenía gran poder.
Es por esto que previo al anuncio de la investigación a Zhou han sido detenido, arrestado o inculpados decenas de ejecutivos de la CNPC –gigante petrolera de la que Zhou fue gerente general de 1996 a 1998- y del aparato militar chino, siendo Xu Caihou, dos en la jerarquía militar china con Hu Jintao y Li Dongsheng, viceministro de Seguridad Pública, los implicados más prominentes.
En la lucha contra la corrupción
El arma de Xi Jinping se ha convertido la Comisión Central de Control Disciplinario. No pasa un día en que la página principal del sitio web de la Comisión Central de Control Disciplinario no se actualice con los nuevos nombres de los funcionarios de rango inferior (‘moscas’) y alto ("tigres") por acusaciones de corrupción.
Esta sería la campaña contra la corrupción más grande puesta en marcha a escala nacional en la historia reciente. El sistema de partido único, las empresas de economía planificada y las estatales, son en todas partes terreno fértil para el intercambio de sobornos y favores, especialmente en la ausencia de separación de poderes y medios de comunicación libres.
La corrupción es un problema endémico en China, especialmente desde los años ochenta, cuando la República Popular abrió gradualmente el mercado para experimentar con "el socialismo con características chinas", para desafiar abiertamente la supremacía económica de Estados Unidos. En proporción directa a la riqueza del país, ha aumentado el número de funcionarios corruptos.
En los últimos quince años han huido de China por lo menos 18 mil funcionarios públicos, que han transferido ilegalmente al extranjero casi cien mil millones de euros, el 1, 4 por ciento del PIB nacional anual, según afirma la Academia China de Ciencias Sociales, el centro de pensamiento más importante del país.
Medios de comunicación estatales informan que en la última década unos 900.000 cuadros del Partido fueron declarados culpables de aceptar sobornos. Son 80.000-90.000 casos de corrupción iniciados al año, un promedio tan alto como para forzar incluso el ex primer ministro, Wen Jiabao, a describir la corrupción como el mayor desafío que enfrenta el partido.
Una lucha instrumental
La lucha contra la corrupción permite que Xi Jinping logre tres importantes objetivos: consolidar su liderazgo, calmar a la opinión pública cada vez más crítica sobre el trabajo del Partido y eliminar los obstáculos en el camino de las reformas económicas y las finanzas. Las reformas, según los economistas, son obligatorias si China quiere evitar caer en la trampa de la renta media.
Pero Xi no es el primero en querer hacer la limpieza. Hay un proverbio chino que dice: "cada nuevo líder que se está instalando, barre el piso tres veces." Mao Zedong comenzó incluso antes de la fundación de la República Popular. En 1948, cuando el Partido Comunista seguía luchando contra el ejército nacionalista de Chiang Kai-shek, Mao ordenó "ahuyentar a los tigres" y erradicar la corrupción en el centro financiero de Shanghái. Desde entonces, cada nuevo líder ha declarado la guerra a la corrupción. Una guerra que, sin embargo, se agotó en poco tiempo y nunca tocó la punta de la pirámide política. Pero en la era Xi Jinping ha ocurrido lo contrario.
La Comisión Central de Control Disciplinario encabezada por Wang Qishan, íntimo amigo del presidente desde su juventud, fue feroz con sus altos funcionarios. Y puesto que es una herramienta interna del Partido, su actividad se mantiene en secreto total, y a menudo se hacen mediante la Shuanggui, u otra medida de detención extralegal y sin límites de tiempo, ni procedimiento claramente establecido. Los funcionarios en teoría simplemente deben ponerse a disposición de la investigación interna. Pero en la práctica se ven obligados a confesar un crimen, lo que resulta en expulsión del Partido y son entregados a la fiscalía.
Así fue que se detuvo a Bo Xilai, el ex príncipe rojo que parecía destinado a convertirse en el nuevo Mao. Y de igual forma al general retirado Xu Caihou, un ex miembro del Buró Político, vicepresidente de la Comisión Militar Central y designado para supervisar los nombramientos dentro del Ejército Popular de Liberación.
Pero para Xi Jinping, el objetivo más alto era “el tigre” Zhou Yongkang. Durante más de un año ha estado eliminando a todos los diamantes. Y su pieza final era el ex zar de los servicios de seguridad chinos, el poderoso número 9 en la nomenclatura anterior, que era el jefe de la comisión militar. Ya fueron detenidos un gran número de sus asociados, además de sus familiares. Su hijo ya ha sido vinculado bajo los cargos de “hacer negocios ilegales” y alrededor de 15 mil millones de dólares han sido confiscados a su familia.
Después del período de purgas que caracterizó a la Revolución Cultural, ningún miembro del Comité Permanente del Politburó fue puesto bajo investigación. El más alto cuadro arrestado fue Zhao Ziyang, bajo cargos políticos, por su simpatía con las protestas estudiantiles de Tiananmen.
Pero nunca había habido una investigación por corrupción en el centro de poder de China. Xi Jinping ha roto de manera efectiva el acuerdo tácito de no investigar sus miembros. Los ex presidentes Jiang Zemin y Hu Jintao le advirtieron: tal vez su lucha contra la corrupción está poniendo en peligro la existencia misma de la CCP. Pero tal vez el actual presidente piensa en términos políticos. Los funcionarios poderosos que puesto bajo investigación eran sus acérrimos enemigos en el ascenso al poder. Y, como la tradición china enseña, "en una montaña no caben dos tigres".
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