El gobierno ha dispuesto un paquete vacacional -gratuito, costeado por el estado- para los activistas más conocidos. El objetivos es alejarlos de Beijing en momentos de tensión política. Esta práctica ha dado lugar a un término chino que puede traducirse como “ser viajado”.
Hainan es una isla paradisíaca: la arena suave da paso a un mar turquesa a la temperatura exacta, bajo el sol. Es una de las posibilidades del paquete turístico dispuesto por Beijing para activistas reconocidos.
También hay opciones menos veraniegas, más culturales: los guerreros de terracota en Xian, por ejemplo. O mejor aún, las estepas vacías de Tengger. Todo forma parte de la política del gobierno chino, de enviar a los activistas lejos, en momentos de alta tensión.
Esto ha dado a una nueva expresión china, que se puede traducir con la elocución casi poética de “ser viajado”. No es la persona quien realiza el viaje, si no que “es viajada” por otros: por el gobierno. A veces los activistas son enviados a hoteles de lujo, a las mejores habitaciones, y así es difícil quejarse. Aunque las vacaciones no sean opcionales.
Los activistas en viaje, mientras “son viajados” son acompañados por sendos policías, que se transforman en su sombra vacacional. Su fantasma de verano. Ocho activistas chinos dijeron a la agencia Francre Presse que fueron obligados a pasarse una buenas vacaciones “invitados” por el gobierno de su país.
En los últimos años la censura en China se ha complejizado. Y en muchos casos ha pasado de la represión a la seducción. Algunos periodistas extranjeros han sido invitados a “conversar”: ya no en oscuras oficinas que se pierden detrás de un pasillo, si no en bares fancy, con decoración moderna y frente a apetitosos postres. A esto se le suman las vacaciones forzadas.
“Cada vez que hay un evento importante debo salir de vacaciones” dijo a esa agencia Xu Xiang Yu, un activista por los derechos ciudadanos, que se ha centrado en el tema de la demolición de casas sin compensación adecuada para sus propietarios. En 2011 fue enviado con su familia a Hainan: la isla de retiro de los funcionarios caídos en desgracia. Xu cuenta que fueron vacaciones exuberantes: llegaban a pagar 1000 yuanes por comida.
El gobierno llegaba a pagar. De sus vacaciones en Hainan Xu conserva unas fotos en donde sale sentado con su familia, alrededor de una mesa, con sus dos policías, bien alimentados. El gasto en control y censura ha aumentado, poniendo una red de inspectores difícil de sortear. Cada vez más personas son detenidas llegando a pasar un mes de arresto sin juicio. Y esto se ha intensificado con el aniversario número 25 de las manifestaciones en la plaza Tiananmen.
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