Los estudiantes que vienen ocupando el Yuan Legislativo desde el día 18 de marzo y que han lanzado el Movimiento del Girasol para protestar contra el Acuerdo de Comercio y Servicios firmado con China el verano pasado, anunciaron el lunes que desocuparían el Yuan Legislativo el próximo día 10 a las 6 de la tarde tras confirmar que sus demandas al gobierno han sido ampliamente aceptadas. El artífice de la cesión gubernamental ha sido el presidente de la cámara, Wang Jin-pyng, miembro de una facción rival de Ma Ying-jeou en Kuomintang, el cual acudió al Yuan Legislativo el domingo día 6 para negociar con los estudiantes. Wang prometió a los dos líderes de la protesta, Lin Fei-fan y Chen Wei-ting, que haría aprobar una ley de supervisión de pactos entre Taiwán y China antes de que el pleno del parlamento vuelva a revisar punto por punto los términos del Acuerdo de Comercio y Servicios, cumpliendo así la principal demanda de los manifestantes.
Durante las dos primeras semanas de la protesta, el gobierno se mantuvo firme y negó cualquier posibilidad de que el tratada fuese totalmente rechazado y utilizó la fuerza para expulsar a un segundo grupo de manifestantes que pretendió ocupar la sede del Yuan Ejecutivo. Como respuesta, los estudiantes llamaron a una huelga nacional que apenas tuvo respuesta, por lo que decidieron cambiar de táctica y convocar una manifestación frente a la Oficina Presidencial el día 30 de marzo.
La concentración fue masiva y el presidente Ma Ying-jeou accedió, al día siguiente, a satisfacer algunas de las demandas de los estudiantes. El presidente aceptó la aprobación de una ley de supervisión de pactos entre Taiwán y China aunque se negó a que esta ley se aprobase antes de la revisión del Acuerdo de Comercio y Servicios. Como respuesta, los estudiantes decidieron seguir con la ocupación del Legislativo hasta que no se cumpliesen sus demandas a 100%. Entre rumores de una intervención policial para desalojar el Legislativo, en los días previos y posteriores a la gran manifestación del día 30, varios grupos cívicos expresaron su malestar con los estudiantes, a los que acusaron de haber secuestrado la sede de la soberanía popular, instándoles a regresar a casa y devolver el parlamento a los ciudadanos.
Entre los varios grupos que expresaron su malestar con los estudiantes hizo aparición el conocido gángster Lobo Blanco cuyas desafortunadas misivas han sido el blanco de las bromas y risas de internautas durante toda esta última semana. Finalmente, el presidente Ma Ying-jeou decidió acceder a la última de las demandas de los estudiantes y pidió a Wang Jin-pyng, en calidad de presidente del Legislativo, que aceptase la revisión del acuerdo previa aprobación de la ley de supervisión de pactos. Tras la breve reunión con los estudiantes el pasado domingo y rodeados de cámaras de televisión, los estudiantes anunciaron el fin de la ocupación del Yuan Legislativo, provocando muestras de alivio entre la ciudadanía y todos los sectores políticos.
En términos de política práctica, todos los partidos y cargos públicos han sufrido un varapalo tremendo, incluyendo al propio presidente Ma Ying-jeou, que tras esta derrota completa, fruto de la imprevisión y falta de iniciativa de su gabinete, debiera dimitir y dejar paso a una presidencia que prepare las próximas elecciones.
Otros que tienen que replantearse su estrategia son los dirigentes del principal partido opositor, el PDP, que desde el primer día intentó capitalizar la protesta a su favor, con el resultado de ser ampliamente despreciados por los manifestantes, quienes los consideran unos aprovechados que no hicieron nada para parar la política de Ma Ying-jeou. Sin embargo, esta revuelta de los estudiantes también ha servido para conocer el nivel intelectual del país y su capacidad de análisis de la realidad sociopolítica. El resultado no es muy alentador, toda vez que los contendientes de esta comedia se han arrojado la “democracia” unos a otros de manera acrítica e ideológica, sin tan siquiera replantearse mínimamente las ideas que estaban utilizando.
La principal crítica que se puede hacer a los estudiantes es su idealismo rayano en lo infantiloide al creer que retirando un pacto comercial e impulsando una normativa parlamentaria estaban salvando “la democracia” y el futuro de Taiwán, lo cual demuestra que viven presos de mitos oscurantistas y confusionarios como son los de la democracia, libertad o la soberanía.
Sin duda, décadas de educación en valores tan vacuos y retóricos como los de libertad, no-violencia, paz o solidaridad, no podían sino traer resultados como los vividos en Taipei en estas últimas semanas: y es que los estudiantes han ganado gracias al uso de la violencia y la renuncia del estado a hacer uso de la misma, al conseguir secuestrar el parlamento para chantajear a un gobierno débil y timorato al que no queda otra salida honrosa que la dimisión en bloque incluido el presidente. Así que no. No ha sido la democracia pacífica de los estudiantes la que ha ganado, sino el chantaje efectivo sobre un presidente que quizás nunca debió haber llegado al gobierno.
Sin duda, las alocuciones de unos y otros, estudiantes y gobernantes, harían enrojecer a Platón, Maquiavelo o el mismo Lenin, sino fuera porque ya deberían estar acostumbrados ante lo que no es sino un ejemplo más de los muchos que se dan hoy día en el mundo, de manipulación, ignorancia y una demagogia tan exaltada que casi supera la propia categoría. Fin de fiesta, para bien.
Iker Izquierdo es un periodista español basado en Taipei.
Acá puedes leer la presentación a su blog "En los límites del imperio".
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