Alexandre Guimarães habla un español pausado, en el que en algunas frases deja escuchar la entonación portuguesa. Nació en Maceió, la capital del estado brasileño de Alagoa. Su padre era doctor y fue a trabajar a Costa Rica en los setenta, cuando Alexandre era joven.
En el 84 se naturalizó como costarricense y comenzó a defender el tricolor tico. Formó parte de la selección -conocida como la sele en Costa Rica- que viajó a Italia para participar de la copa del mundo de 1990. Fue quien hizo el pase preciso para que el inefable Medford hiciera el gol del triunfo contra Suecia.
Esa selección costarricense hizo historia porque fue la primera en participar en un mundial.
Como director técnico estuvo al frente de A.D. Belén, Club Sport Herediano, Deportivo Saprissa, Club Sport Cartaginés, Irapuato, Dorados de Sinaloa de México, Comunicaciones de Guatemala, Al Wasl FC de Emiratos Árabes Unidos y la selección de Costa Rica.
Este año dirigió el Tianjin Teda, en donde los hinchas del equipo se aprendieron el mote de "Guima" para alentarlo.
Guimaraes logró salvar al equipo del descenso, a pesar de haber empezado el año con una sanción de seis puntos por haber pagado para arreglar un partido en 2003.
El Tianjin aseguró su permanencia en la primera línea de la Súper Liga China cuando igualó 1-1 contra el Guangzhou -considerado el mejor equipo de Asia- en octubre.
El equipo terminó la liga en la casilla 11 del torneo luego de 11 victorias, sietes empates y 11 derrotas, logrando una de las mejores rachas de su historia.
Actualmente no se sabe si el contrato del técnico será renovado para la próxima temporada o si irá a otro equipo. Él ha asegurado a la prensa que está seguro que su futuro se encuentra en el continente asiático.
¿Cómo fue su experiencia de entrenar en China?
Ha sido muy diferente a las que he vivido hasta ahora. He trabajado en el Golfo, en Latinoamérica, en México y he andado por el mundo con la selección de Costa Rica, pero esta experiencia es completamente nueva. Desde el punto de vista deportivo la experiencia ha sido muy buena. Este es un club que ha pasado por muchas transformaciones, con distintas generaciones de jugadores. Este año fue muy difícil porque el equipo empezó la temporada con un castigo de seis puntos por un problema que se tuvo en el 2003 (fue penalizado por haber manipulado un partido). Después de luchar todo el año hemos podido salir adelante.
¿Cómo es el proceso de comunicación con los jugadores?
No hay ningún problema. En Asia, buena parte del éxito del trabajo se basa precisamente en tener un buen traductor y yo ya tenía la experiencia de trabajar con alguien que tradujera en Emiratos Árabes. Ahora tengo un traductor que tiene diez años de experiencia y conoce el léxico del fútbol, así que vamos muy bien. Y con los extranjeros no hay problema porque tengo a tres brasileros y al colombiano Carmelo Valencia. Como hablo portugués y español no tengo problemas.
El hincha chino puede ser muy agresivo ¿Cómo ha sido su relación con la hinchada?
Siempre bromeo porque los veo gritar y gesticular pero no entiendo nada. Si hay algo agresivo contra mí no me doy por aludido, no entiendo. El hincha de Tianjin es uno muy fiel. Nunca he tenido problemas, ni siquiera en los momentos más difíciles de la temporada. Solamente cuando se juega el clásico contra Beijing hay que hacer un sistema de seguridad porque el clima es más pesado. Pero normalmente, puedo moverme por la ciudad sin ningún problema.
¿Qué consejos le daría a los futbolistas latinoamericanos que son invitados a venir a trabajar a China?
En primer lugar les aconsejo venir y aceptar el desafío. China es un país muy hospitalario. En segundo lugar les aconsejo estar muy abiertos, estar dispuestos a entrar a un mundo absolutamente diferente. Los jugadores locales siempre están felices de recibir a extranjeros porque saben que vienen para ayudar así que la experiencia es positiva.
El colombiano Carmelo Valencia es el ídolo local, ¿cuál es su relación con él?
Cuando lo vi por primera vez en enero en un hotel en Beijing antes de empezar la pretemporada me dijo que él no era de hablar mucho, pero que me iba a demostrar su respeto en la cancha. Y lo ha hecho. Con su carisma y su calidad ha abierto el mercado chino para otros jugadores latinoamericanos.
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