Taipei es el centro neurálgico de la otra China, en la orilla oriental del Estrecho de Formosa. Convertida en capital por el último gobernador de la dinastía Qing, Liu Mingchuan, y extensamente urbanizada por el gobierno colonial japonés, contiene todos los tesoros de la Ciudad Prohibida de Pekín que el Kuomintang se llevó en su retirada a Taiwán. La visita al Museo Nacional del Palacio, en el distrito de Tienmu, es parada obligada.
Taipei es una ciudad vibrante y un espacio privilegiado para el estudio de la cultura china. Funcionarios y militares de todas las provincias chinas se establecieron aquí con sus respectivas familias tras la pérdida del continente por Chiang Kai-shek en 1949, trayendo consigo su cultura, sus recuerdos y sus modismos lingüísticos que hacen del mandarín de Taipei uno de los más particulares del mundo chino. Rodeado por las montañas del Parque Nacional de Yangmingshan y presidido por el gran rascacielos Taipei 101, la capital de Taiwán acoge cada día a miles de turistas que abarrotan sus restaurantes y lugares emblemáticos.
Qué hacer:
Museo Nacional del Palacio
Enclavado al pie de las montañas del Parque Nacional Yangmingshan, al norte de Taipei, en este museo podremos contemplar todos los tesoros artísticos de China traídos por el Kuomintang en 1949. El fondo de las colecciones es tan amplio que a día de hoy aún no ha sido expuesto en su totalidad. Visita obligada para fanáticos e investigadores de la cultura china.
Taipei 101
El gran rascacielos que ha cambiado el skyline de la ciudad; con sus 509 metros de altura y 106 pisos preside majestuoso el corazón del distrito financiero y comercial de Xinyi. En días de cielos despejados la vista se pierde en el horizonte y es posible incluso atisbar el puerto de Keelung. Por la noche, se puede disfrutar la miríada de luces que iluminan a los 9 millones de almas que pueblan Taipei y sus ciudades satélites. Muy cerca, dando un corto paseo, podrán acercarse al mercado nocturno de Raohe y comer los famosos snacks taiwaneses.
Parque Nacional Yangmingshan
Una hermosa cadena de montañas y volcanes apagados que rodean el norte y el este de la ciudad. Destino habitual de fin de semana para los urbanitas que huyen del calor y la humedad opresiva de Taipei en los meses centrales del verano, Yangmingshan es un paraíso para senderistas, aficionados a la ornitología y amantes de la naturaleza en general. Tras una larga caminata por sus bosques pueden darse un baño relajante y curativo en varios de los pozos naturales de agua termal que despiden sus volcanes inactivos.
Templo de Longshan y barrio de Mongka
El viejo Taipei acoge la pequeña y la gran historia de la ciudad. En el centro del barrio, el templo conservado más antiguo de la isla, Longshan, con su arquitectura y decoración típica del sur de China. Haga una ofrenda a la boddhisatva Guanyin-Avalokitésvara y aspire el aroma a incienso que invade los terrenos del templo. En las calles adyacentes atrévase a comer serpiente y beber su sangre en Snake Alley. El barrio de Mongka mantiene una disposición de viviendas tradicionales y durante muchos años acogió a las diferentes tríadas (mafias) que controlaban el comercio de la ciudad y que protagonizaban auténticas batallas campales a finales del siglo XIX.
Plaza de la Libertad y Monumento Memorial a Chiang Kai-shek
La plaza más grande la isla, tomó este nombre tras la transición democrática de finales de los 80. El arco de entrada, justo en frente de la Biblioteca Nacional, da paso a una espaciosa plaza flanqueada por el Teatro Nacional y el Palacio Nacional de la Música, y al frente la cúpula azul del Monumento Memorial a Chiang Kai-shek. Al final de las escaleras nos encontramos una enorme estatua sedente del antiguo dictador, y en sus bajos un pequeño museo y varias salas de exposiciones itinerantes. Destino obligado de miles de turistas chinos, atraídos por el morbo de conocer al archienemigo de Mao Zedong.
Otros lugares interesantes pueden ser el Memorial a Sun Yat-sen, en la sección este de Ren’ai Road o una breve excursión al pequeño puerto de Tamsui, en la última parada de la línea roja del metro, donde se puede comer un marisco excelente y visitar el fuerte español de Santo Domingo.
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En verano, bien temprano por la mañana, agarra tu mochila y dirígete a Yangmingshan. Camina por sus bosques y deja que el viento refresque tu rostro en lo alto de las colinas; al atardecer, vuelve a la ciudad, dúchate y déjate caer por varios de los mercados nocturnos y disfruta de los mil y un delicatessen que se ofrecen. En otoño o primavera, acude al templo de Longshan y camina por las calles del viejo Taipei; por la tarde puedes ir tomar un taxi y visitar el Museo Nacional del Palacio. al final del día, alivia el dolor de tus pies tras un día entero caminando en uno de los muchos hoteles con bañeras de aguas termales del distrito contiguo de Beitou.
Plato típico
Además de los snacks (xiaochi) de los mercados nocturnos, no puedes dejar de comer el que año a año se está convirtiendo en el plato nacional taiwanés: el newroumian (sopa de fideos con ternera). Prácticamente puede ser degustado en cualquier restaurante. Si eres vegetariano, estás de suerte, Taiwán es un paraíso para los herbívoros, con decenas de restaurantes y bufés vegetarianos. Para los más exigentes y acaudalados gourmets, restaurantes como Shin Yeh y Ding Hsian (en el piso 80 del Taipei 101). Y para todos, grandes y pequeños, probad los xiaolongbao de Ding Tai Fung, el restaurante más emblemático de Taiwán con franquicias en toda Asia y EEUU.