Taiwán comienza a sentir el vértigo de la liberalización económica. En el último mes se han producido todo tipo de declaraciones por parte de la oposición y algunos sectores sociales en contra del Acuerdo de Comercio y Servicios que se firmó el pasado día 21 en Shanghai, entre la Fundación para los Intercambios en el Estrecho, por parte de Taiwán, y la Asociación para las Relaciones a través del Estrecho de Taiwán, por parte de China.
Ambas fundaciones son los organismos encargados de negociar todos los acuerdos bilaterales entre las dos Chinas. Según los términos de este acuerdo, que se venían anunciando desde el mes de mayo, China abre 80 áreas a las inversiones taiwanesas, mientras que la isla abre 64.
La mayoría de estas se atañen al turismo, finanzas, cultura, medicina, telecomunicaciones y sector editorial. Fue precisamente este último uno de los que más protestó por la entrada de editores chinos en Taiwán, pues los gigantes del sector acabarían supuestamente con los pequeños negocios taiwaneses, y no sólo en esta materia sino en muchas otras áreas.
Quizás lo más temido sea en el sector de la prensa y las telecomunicaciones, donde la soberanía y la libertad de expresión podrían estar en juego tal y como han advertido legisladores tanto del Kuomintang como de los partidos opositores. Además, se supone que los editores taiwaneses que inviertan en China no tendrán libertad de línea editorial.
El gobierno de Taiwán ya ha anunciado que este acuerdo con China será el primero de muchos otros acuerdos de libre comercio que se espera firmar con países del entorno, entre ellos, los más avanzados son Singapur y Nueva Zelanda, que quizás estén listos en la segunda mitad del año que ahora comienza.
La economía taiwanesa ha estado tradicionalmente muy protegida y los temores de una gran parte de la sociedad a esta liberalización que está llevando a cabo el gobierno de Ma Ying-jeou son sin duda comprensibles. No obstante, también personas que claman por este proceso, considerando que, por una parte, muchos sectores están en condiciones de competir de igual a igual con empresas foráneas; y por otra parte, otros necesitan de un cierto grado de presión para modernizarse y ofrecer mejores servicios a la población.
Finalmente, está por ver que esta estrategia pueda funcionar como impulsor de la economía isleña cuyas buenas perspectivas iniciales para este año se vienen rebajando mes a mes, a pesar de los buenos datos del paro, que sigue descendiendo lentamente. En efecto, la confianza de los consumidores ha descendido este último mes después de cinco meses creciendo y el Instituto Polaris ha rebajado la estimación del PIB para este año al 2.47%. (A principios de año se anunciaba un crecimiento por encima del 3%).
En cualquier caso, la liberalización de la economía taiwanesa será un proceso interesante y aún más lo será la entrada masiva de inversores chinos en el sector servicios taiwanés. Muchos temen que empeore. Servidor ha vivido en China y en Taiwán. Y sí, estoy en el grupo de los que teme que empeore.
Iker Izquierdo es un periodista español basado en Taipei. Acá puedes leer la presentación a su blog "En los límites del imperio".
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