¿Guerrerista o ingenuo inmerso en la máquina del poder del Partido Comunista chino? Chen Xitong, alcalde de Beijing durante 1989, y considerado como uno de los artífices de la represión de las protestas de Tiananmen, murió esta semana. O al menos, el anuncio de su muerte se dio esta semana. Justo cuando se cumplen 24 años del evento.
La noticia, que circuló principalmente mediante la red, fue anunciada por un canal de televisión de Hong Kong. El político chino, de 84 años y enfermo desde hace algunos años, se dice murió el 2 de junio. Sin embargo, fue solo hasta el 4 de junio –casi como una conmemoración- que la noticia fue comunicada. Este día, Beijing se cubrió de lluvia, un aguacero que pocas veces ocurre en la ciudad, que fue resaltado en la red como las “lágrimas del cielo”. Las madres de Tiananmen afirmaron, incluso, que su muerte –en arresto domiciliario, condenado por escándalo de corrupción- fue una “compensación divina”.
Chen Xitong fue una figura controversial en la historia reciente del Partido Comunista. Será recordado como uno de los principales responsables sobre la decisión de Deng Xiaoping de proceder militarmente y de forma feroz sobre los estudiantes. Su firma se encuentra en un documento, en esos días, en donde se afirma que Beijing está en manos de millones de “contrarrevolucionarios”.
Justo después del evento, Chen escaló rápidamente posiciones y fue nominado secretario del Partido en Beijing, y fue elegido como miembro del Politburó. Su carrera alcanzó una cúspide que pocos tienen: siempre cercano a los líderes y Beijing se convirtió en su campo de juego. Hasta el 2000, cuando en plena candidatura de Beijing para los Juegos Olímpicos, entró en giros peligrosos que lo llevaron a entrar en una investigación disciplinaria en el Partido.
En ese entonces, se descubrió que todos los planes de construcción en Beijing pasaban primero por la aprobación –y los bolsillos- de Chen y su familia. Fue condenado a 16 años de cárcel en 1998, y fue transferido a arresto domiciliario hace dos años por motivos de salud. Su abismal caída es aún recordada como uno de los más grandes escándalos dentro del Partido Comunista chino, sólo superada por la reciente historia de Bo Xilai, el ex jefe de Chongqing.
La depuración de Chen en ese momento fue apoyada por el ex presidente Jiang Zemin, quien más adelante fue catalogado por el mismo Chen como uno de sus grandes enemigos. Jiang era la oposición de Chen, siendo jefe del Partido en Shanghai. Las dos grandes ciudades, antagonistas y competencia, se oponían con sus figuras.
Casi como un arrepentimiento en sus años de vejez, el ex alcalde sin embargo, se distanció de sus actos en el 89 con la prensa de Hong Kong. “Tiananmen fue una tragedia que podía ser evitada”, escribió. Enfatizando que sería un gran insulto para el gran líder Deng Xiaoping, decir que su decisión fue influenciada por la opinión de un “simple” alcalde de Beijing.
Hace un año, en nuestro especial de 23 años de Tiananmen, publicamos una reseña de sus memorias. Acá pueden leer la historia.
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