En los límites del imperio: acuerdos de pesca

In by Andrea Pira

Taiwán es uno de los mayores consumidores de pescado del mundo, aunque lejos de los dos grandes consumidores mundiales, que son Japón y España. Para Taiwán la importancia de acceder a los grandes caladeros de pesca es fundamental para una gran parte de su economía doméstica. Provee de varios miles de puestos de trabajo entre actividad directa (pesca y venta) y actividades derivadas (restauración, industria alimentaria, etc). La pérdida de caladeros supone una reducción de capturas y por tanto una contracción de la actividad económica que permite estos puestos de trabajo. Para evitar dicha contracción se tiene que recurrir a la importación de los países precisamente que compiten por estos caladeros.
Las islas Diaoyutai, cuyo nombre ya remite directamente a la actividad pesquera, no sólo son objeto de disputa por los supuestos recursos minerales que esconde su fondo marino sino por sus importantes caladeros de pesca. Una de las argumentaciones que desde Taiwán se han alegado continuamente para apoyar la reclamación de soberanía sobre la zona es la de que el archipiélago ha sido históricamente un área de faena para los pescadores taiwaneses.

El verano pasado, durante la crisis desatada en torno a la reclamación de este archipiélago por parte de Japón, Taiwán y China Continental muchos de los que la prensa llamaba activistas, de uno y otro lado, que intentaban desembarcar en las islas para poner banderas o hacer su reclamación más o menos grandilocuente eran en su mayoría pescadores. Como ejemplo estaba la liga de pescadores del condado de Yilan, en el nordeste de Taiwán, que fue una de las organizaciones más activas durante el largo verano del 2012, y a los que el gobierno dejó hacer con buen criterio político para forzar una negociación sobre pesca y poner en marcha, aunque no oficialmente claro, la Iniciativa de Paz para el Mar de la China Oriental propuesta por el presidente Ma Ying-jeou.

En el mes de octubre, la visita de Leon Panetta, Secretario de estado de Seguridad de EEUU a Pekín, consiguió enfriar la tensión entre China y Japón, y los nipones optaron por abrir negociaciones de pesca con Taiwán. Lo que Ma Ying-jeou estaba buscando con tanto ahínco por fin ocurría y se anunció una primera ronda preparatoria para el mes de noviembre. Las conversaciones sobre pesca entre Taiwán y Japón llevaban interrumpidas de febrero del año 2009 y por fin se volvían a abrir. En Tokio, se pusieron las bases para la 17ª Reunión sobre Pesca entre ambos países. No obstante, en esta primera ronda, todos los actores dijeron que las posiciones aún estaban muy alejadas, alegando que la cuestión de la soberanía sobre las islas aún pesaba demasiado sobre el ambiente. Pasaron cuatro meses durante los que apenas si se volvió a hablar de las Diaoyutai al mismo tiempo que Japón y Taiwán llegaban a acuerdos económicos y culturales de forma paralela. Llegó la segunda reunión preparatoria en el mes de marzo, también en Tokio y las perspectivas mejoraron ostensiblemente. Todo el mundo sonreía antes y después de la reunión. Incluso, durante la misma, se dieron momentos emocionantes al coincidir dicha reunión con el aniversario del tsunami que arrasó Japón en 2011, y el anfitrión de los encuentros apremió a los negociadores a que el mismo espíritu de cooperación que se dio en aquellos días aciagos se reprodujese en esa reunión.

Y así debió de ser cuando el ministro de Exteriores de Taiwán, David Lin, anunció que se habían conseguido grandes progresos y todo estaba listo para la reunión oficial que se produciría el día 10 de abril en Taipei. Durante todos estos meses de negociaciones, durante los que se había producido la renovación política en Japón y China Continental, no hubo ni un solo incidente en torno a las islas. Además, entre bambalinas ya se adivinaba por parte de las cancillerías mundiales que se acercaba una crisis con Corea del Norte. Así, se aprovechaba este ruido para conseguir un acuerdo de pesca entre Japón y Taiwán que favorecería mucho a este último, y como veremos, algunos analistas también señalan que favorece a Japón.

Como decía, el día 10 de abril, aquí en Taipei, se firmaba por fin el acuerdo de pesca de la 17ª Reunión de Pesca entre Japón y Taiwán. Lo más importante del acuerdo es que Taiwán consiguió 4530 kilómetros más de los que ya tenía para que sus pescadores faenasen en la zona. En total unos 74.300 km. Esto ha sido unánimemente considerado como un gran éxito para Taiwán.

No obstante, algunos análisis que se hicieron al día siguiente del anuncio de este acuerdo apuntaban o acusaban al gobierno de haber regalado la soberanía sobre las islas para conseguir 4500 km más de pesca. Este análisis hacia esta afirmación basándose en que no se había llegado a un consenso sobre los 12 kilómetros que rodean inmediatamente al archipiélago, y que según el derecho internacional es inherente al territorio que lo rodea. Es decir, la cuestión de la soberanía, más que haberse cedido, quedaba una vez más en suspenso, algo que entraba dentro de los cálculos de todos los contendientes y que sigue las directrices de la Iniciativa de Paz para el Mar de la China Oriental propuesto por Ma Ying-jeou por lo que desde nuestro punto de vista, el análisis es más bien errado.

Así lo afirmaba también la portavoz de Exteriores Anna Kao y el director de la Oficina de Pesca bajo el Consejo de Agricultura, James Sha, abundaba en este mismo argumento: “Ambas partes, Taiwán y Japón, no han llegado a un acuerdo sobre las 12 millas náuticas que rodean el archipiélago, por lo tanto, desde nuestra posición, los barcos japoneses no pueden estar en ese territorio de las 12 millas náuticas llevando a cabo sus actividades pesqueras”.

Ninguna otra crítica volvió a aflorar sobre este asunto ya que la evidencia del éxito hablaba por sí sola. Ahora bien, los análisis posteriores de este éxito apuntaban no sólo en la dirección de que el éxito correspondía a Taiwán sino también a Japón, ya que este acuerdo también entraría dentro de sus cálculos geopolíticos a medio plazo.

El día 17 de abril, el presidente Ma Ying-jeou dijo durante su discurso en la inauguración de un seminario sobre las Islas Diaoyutai que se celebró el día 17 en la ciudad de Taipei, que la firma de un acuerdo de pesca entre Taiwán y Japón era un preludio para una solución definitiva en la disputa sobre las islas Diaoyutai y el primer paso para cumplir la Iniciativa de Paz en el Mar del Este de China que había promovido en agosto del año pasado.

En aquel discurso, Ma Ying-jeou también propuso la celebración de rondas separadas de diálosos bilaterales entre Taiwán, China Continental y Japón, para luego pasar a las negociaciones trilaterales. No sabemos aún si estos últimos deseos, algo optimistas quizás, tendrán un recorrido futuro pero lo que desde luego si ha conseguido un respaldo internacional fue la actuación del presidente en todo este asunto, pues durante un seminario celebrado en EEUU por el Foreign Policy Research Institute esa misma semana, varios expertos norteamericanos alabaron la estrategia del presidente Ma Ying-jeou y señalaron que el acuerdo de pesca entre Japón y Taiwán era un éxito para la isla. También, coincidieron con el presidente en que este acuerdo suponía una base para solucionar las disputas y asegurar la paz en las áreas en disputa de los mares de China, tanto oriental como meridional, donde la tensión también se hizo sentir el año pasado, y donde los actores que se disputan esas aguas son más numerosos y sus intereses más contradictorios los unos con los otros.

La otra perspectiva desde la que se ha analizado este acuerdo es la que hizo el experto español del Observatorio de la Política China, dependiente del Real Instituto Elcano, Xulio Ríos. En un artículo publicado en la página web del observatorio, Ríos proponía un análisis desde el lado japonés por el cual Shinzo Abe estaría intentando abrir una brecha en las excelentes relaciones entre Taiwán y China Continental, consiguiendo un acuerdo de pesca con Taiwán que deja deliberadamente fuera a China Continental, y acerca aún más a Japón con su antigua colonia. Desde este punto de vista, Japón habría dejado hacer a Taiwan conforme a una estrategia a medio o largo plazo por la que se trata de poner un límite a las relaciones en el Estrecho.

China Continental no está del todo cómoda con este acuerdo y esto confirmaría la estrategia japonesa pero lo realmente difícil será ahora ver cómo Ma Ying-jeou justifica este paso ante China, teniendo en cuenta que toda su tarea política ha girado desde 2008 en el acercamiento, La Paz y la cooperación en el Estrecho de Formosa. El reto no es cuestión menor y tendremos que esperar para ver como se van encajando las piezas en este difícil rompecabezas estratégico en Asia Pacífico.

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