Peng Liyuan, ¿una “primera” primera dama china?

In by Andrea Pira

“Déjenme decir esto públicamente: Michelle, nunca te he amado más y nunca he estado más orgulloso. Ver al resto de los Estados Unidos enamorarse también de ti como la primera dama de nuestra nación”, fueron las palabras de Barack Obama durante su primer discurso tras ser reelegido presidente la semana pasada, respondiendo a la tradición occidental de otorgarle poder político y reconocimiento como figura pública a las esposas de los jefes de Estado. Mientras tanto, en China -que vive su transición política al mismo tiempo- la participación de la mujer en la vida pública ha sido mucho menor a la del hombre, en medio de un secretismo sobre la vida privada de los gobernantes que haría impensable este tipo de palabras. Sin embargo, esta tradición política podría encontrar un nuevo rumbo con el posible ascenso de Xi Jinping y su esposa, la diva de la canción popular china Peng Liyuan.

Estrella de ópera china, general del Ejército Popular de Liberación y hasta hace pocos años más famosa que su marido, Peng Liyuan rompería -de ser esta semana designado Xi sucesor de Hu Jintao- con el perfil bajo que han tradicionalmente tenido las primeras damas en China y traería con su fama la oportunidad de darle un giro a un puesto que el Partido Comunista y la historia han hasta ahora reducido a la invisibilidad.

Esta soprano de 49 años se unió al ejército como soldado cuando tenía 18 años, con la idea de seguir la carrera militar y sin pensar que un día, por pura casualidad, la calidad de su voz la llevaría a ser escogida para levantar el ánimo de las tropas. La gala de Año Nuevo chino de 1982 -uno de los programas televisivos con mayor rating durante el año- le abrió las puertas a la fama, cuando interpretó el popular tema "En las llanuras de la esperanza". A partir de ese momento, su carrera fue rápidamente en ascenso y se convirtió en una de las exponentes más conocidas de la ópera china.

Sin embargo, todo cambiaría en 2007. En ese año su marido Xi subió un escalón político decisivo, al entrar a formar parte del selecto grupo de nueve líderes que conforman el Comité Permanente del Politburó del Partido Comunista. Pese a que Xi ya tenía una carrera política muy exitosa, con el nuevo cargo su perfil se tornaba tan visible a nivel nacional que Peng decidió hacer una pausa en su carrera musical. Detrás de su retiro voluntario, está la intención de evitarle “la vergüenza” a su esposo – un concepto que en China se conoce como “mei mianzi”. Conservaría, sin embargo, su posición como general mayor y presidente de la tropa artística del departamento político del ejército.

La decisión de Peng responde a una tradición partidaria donde el hombre con un cargo político de importancia debe estar solo en la cumbre y no puede sentirse inferior a su mujer, e incluso, si es posible, entre más desconocida sea ésta, mejor. Por eso, la mujer que alguna vez lucía vestidos de gala en sus presentaciones para la televisión nacional pasaría a vestir solamente el traje militar y a no dar declaraciones públicas, quedando su voz muy a menudo detrás de bastidores.

A pesar de haber mermado sus participaciones mediáticas para dejar brillar a Xi con luz propia, el alejarse de los escenarios no ha significado su desvanecimiento total de la esfera pública, gracias a su participación en actos filantrópicos que calzan con el perfil de primera dama occidental. Por ejemplo, se convirtió en embajadora de la buena voluntad de la Organización Mundial de la Salud para la lucha contra la tuberculosis y el VIH / Sida, cumpliendo con la tarea de intervenir y presionar a los gobiernos para que tomen medidas para la prevención de estas enfermedades. Y durante el terremoto de Sichuan del 2008, realizó presentaciones artísticas en las áreas afectadas e incluso declaró que su hija de 16 años se encontraba trabajando como voluntaria con los equipos de asistencia humanitaria, palabras que también se salen del tradicional silencio que guardan las familias de los políticos.


Las invisibles primeras damas chinas

Desde hace tres décadas las esposas de los mandatarios se han limitado a hacer apariciones ceremoniales mínimas, que ocurren casi siempre cuando la primera dama de otro país visita China. Esta tradición se debe sobre todo al temor de que se repitan las malas experiencias del pasado, sobre todo debido a la reputación de la controversial último esposa de Mao Zedong.

Jiang Qing, que se convirtió en una de las figuras con mas poder durante la Revolución Cultural, sería señalada tras la muerte de su esposo como una de los mayores responsables del fracaso de las políticas de esos turbulentos años. Ella y sus aliados políticos más cercanos -un grupo conocido como la ‘Banda de cuatro’- fueron declarados contrarrevolucionarios y ella condenada a muerte, sentencia que después sería conmutada a cadena perpetua.

De ahí que, cuando ascendió al poder Deng Xiaoping, se comenzara a concebir el rol de las primeras damas de manera diferente. Ni Zhuo Lin -esposa de Deng- ni Wang Yeping -esposa de Jiang Zemin- desempeñaron ningún rol político importante y mantuvieron sus propias carreras al margen del poder.

Liu Yongqing, la esposa de Hu Jintao y actual primera dama, rara vez aparece en público. Como sus predecesoras, en muy pocas ocasiones acompaña a su esposo en viajes oficiales y su nombre resulta desconocido para la mayoría de chinos.

Peng Liyuan interpretando una de sus caciones más famosas, "Mi Patria".

La posible “primera” primera dama

El karma de sus antecesoras y el pensamiento conservador chino sobre el rol femenino podrían afectar la futura construcción de Peng como “la primera dama”, en un país donde solamente el 23% de los 83 millones de miembros del Partido son mujeres. “En China todavía existe una línea de pensamiento, sobre todo en el campo, de que hay dos posibles roles para la mujer: la mujer es servil o es una emperatriz", señalaba Ross Terrill, quien escribió las biografías de Mao y su esposa, al Los Angeles Times. "Todavía hay una sensación de que las mujeres pueden conducir a los hombres por mal camino, sobre todo en los asuntos del Estado.”

“En la última década, el gobierno ha aumentado sus esfuerzos para aumentar el número de mujeres en política, en gran medida para mejorar su imagen a nivel internacional”, señaló a China Files Tamara Jacka, una investigadora de la Universidad Nacional de Australia especializada en las dinámicas de género en la política china.

Estos intentos podrían ser reforzados con una mayor intervención política de las futuras primeras damas, pudiendo ser Liyuan la primera de ellas. Sin embargo, el cambio en el manejo de su imagen desde el 2007 y la falta hasta el momento de señales sobre un intento gubernamental por cambiar la tradición, abren espacio para la incertidumbre sobre su futuro público.

En un país donde la vida privada de los dirigentes y sus familias no es ventilada en la esfera pública a pesar de la creciente demanda ciudadana, un mayor desvanecimiento de Peng de la esfera pública podría tener repercusiones negativas. "Si el partido de repente decide guardarla en un cajón, diciendo que no a su carrera, esto podría desencadenar molestias en el público. Sería una prueba para ver cuán modernizados están", según Terrill.

Lejos de ser una Michelle Obama, una Hilary Clinton o una Cristina Fernandez de Kirchner, Peng Liyuan podría desempeñar un rol más activo dentro de los asuntos de carácter social y filantrópico sin robar demasiado la atención mediática a su marido, respetando un acuerdo político tácito pero dejando la puerta entreabierta para que futuras líderes salgan de la sombra de sus maridos.

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