Usualmente los altas jerarcas del gobierno chino mantienen un silencio prudente cuando se publica algo que les resulta incómodo en la prensa extranjera. Así fue cuando Bloomberg publicó una investigación sobre los negocios multimillonarios de la familia inmediata y extendida de Xi Jinping. Más allá del bloqueo -aún vigente- de la página de la agencia de noticias financieras y de cualquier referencia a sus revelaciones, no hubo comentarios. Pero esta vez fue diferente: dos abogados que dicen representar a Wen Jiabao respondieron a la investigación que divulgó el New York Times el viernes pasado sobre los negocios de la familia del premier.
El timing de la investigación sobre la riqueza de la familia de Wen Jiabao no podía ser peor para el Partido Comunista. A menos de dos semanas del comienzo del Congreso del Partido que decidirá la composición de la generación de políticos que llevará las riendas del país durante la próxima década, el Partido intenta mantener una apariencia de unidad y armonía mientras se decide -siempre al interior del mismo- quiénes ascenderán a la cúpula del gobierno.
No ha sido, sin embargo, un año fácil. La caída del populista y carismático Bo Xilai y la condena de su esposa por homicidio han sido la mayor piedra en el zapato del Partido, a la que luego se sumarían incómodas investigaciones que revelaron que la familia extendida de Xi Jinping tendría activos por unos 400 millones de dólares.
La magnitud de las revelaciones del New York Times fue, sin embargo, mayor. El entramado de negocios de la familia Wen, desentrañado mediante documentos fiscales, tendría un valor en torno a los 2.700 millones de dólares. Y aunque ninguno de esos activos pertenece a Wen mismo, el tamaño de la fortuna de sus familiares podría constituir un duro golpe para el legado quien cultivó el perfil de líder cercano a la sociedad y se convirtió en la figura más inclinada -al menos visiblemente- a introducir reformas estructurales en el sistema político chino.
De manera que el sábado llegó una respuesta poco habitual. Dos abogados, Bai Tao de la Junhe Law Office y Wang Weidong de la Grandall Law Firm, enviaron un comunicado al diario hongkonés South China Morning Post en el que afirmaban que la fortuna de los Wen no existía. “Las supuestas riquezas escondidas de la familia de Wen Jiabao, según la historia del New York Times, no existen”, señalaron.
Y fueron aún más allá, dejando entrever la posibilidad de tomar acciones legales contra el diario neoyorkino. “Continuaremos a hacer clarificaciones sobre los reportes falsos del New York Times y nos reservaremos el derecho a hacerlos responsables legalmente”, añadían. Sin embargo, como apunta el diario mismo en su respuesta a la carta, el comunicado en ningún momento profundiza en sus aclaraciones.
El caso de Wen Jiabao reabre la discusión sobre las facilidades que tienen las personas cercanas a los altos funcionarios del Partido al hacer negocios, permitiéndoles ocupar cargos importantes en las empresas estatales y contar con las conexiones necesarias para realizar importantes negocios adelante.
Desde que el ex presidente Jiang Zemin buscó vincular a los importantes empresarios al Partido, el matrimonio se hizo más estrecho aún. Una prueba es la información que reveló la revista Hurun Reports ‘la Forbes china- en marzo de este año: según la publicación, los 70 delegados más ricos en la Asamblea Nacional Popular -el legislativo chino- tienen un valor total de 89.800 millones de dólares. Entre tanto los 660 funcionarios públicos mejor pagados de las tres ramas del gobierno en Estados Unidos suman 7.500 millones de dólares en activo.
Y aunque este grupo de 70, que incluye algunos de los mayores empresarios del país, no representa al total de 3.000 miembros del órgano de gobierno, ilustra la cercanía de la élite económica a la élite política.