[Chineando] con el “sol” de Hangzhou de Carlos Ott

In by Andrea Pira

La incursión latinoamericana en China aún no es muy profunda, pero va a paso firme. Precisamente hace una semana se llevó a cabo la VI Cumbre de Negocios China – América Latina en el Centro Internacional de Conferencias de Hangzhou. Sin embargo, no sólo los negocios cautivaron la atención de los diplomáticos y empresarios latinoamericanos y chinos. El lugar donde se reunían no podía ser más apropiado: las curvas doradas de la imponente estructura redonda, que resplandece como un sol, fueron la creación del prestigioso arquitecto uruguayo Carlos Ott, uno de los pocos latinoamericanos en construir en China. Un espacio perfecto para recordar que las rutas para el acercamiento con la nueva potencia asiática son muchas, comenzando por la propia arquitectura.

El Centro Internacional de Conferencias se dibuja bajo las líneas circulares de un sol naciente que ilumina el ambiente circundante que lo rodea con un gran mosaico de vidrio dorado formado por un sinnúmero de formas y tamaños, siguiendo uno de los tradicionales juegos geométricos que tanto le gustan al arquitecto uruguayo. Y casi como el sol, el marco de acero que lo rodea, refleja los rayos de luz que lo bañan durante el día.

Pero este sol no gira solo en su órbita: justo al frente está “la luna” o el Gran Teatro de Hangzhou, una estructura en forma de media luna, vestida de traje plateado y también creación del propio Ott. El diálogo entre ambos astros, enmarcado por las aguas del río Qianjiang, crea una pintura paisajística propia de la línea de arquitectura sustentable en la que trabaja su creador, quien cree en la necesidad de adaptar la nuevas estructuras a los otros elementos que se encuentran alrededor para lograr una armonía visual y una mayor funcionalidad de las mismas.

El Centro forma parte de un ambicioso proyecto de la ciudad de Hangzhou, una de las más prósperas de China. El sol y la luna son el centro del proyecto del distrito de Qianjiang, una planificación urbana de un área de 21 kilómetros cuadrados. En el interior de una de las estructuras esféricas más grandes de China, la luz es el elemento principal, recorriendo -en compañía del agua- los espacios externos e internos del edificio y creando un efecto de amplitud visual único.

Ott es uno de los pocos arquitectos latinoamericanos que se pueden dar el lujo de trabajar en casi todos los continentes. El uruguayo ha dejado su huella en más de 15 países de Europa, Oriente Medio, Asia y Sudamérica, después de que su carrera recibiese un gran empujón tras su diseño -algo controversial- de la Ópera de la Bastilla en París hace tres décadas. En territorio chino ha diseñado más de nueve proyectos, incluyendo el Teatro Dongguang en la ciudad de Guangong y La Corte Marítima de Tianjing.

Sumergirse en las condiciones espaciales y ambientales del lienzo en el que se trabaja siempre ha sido la filosofía del experimentado uruguayo. “Todos los días tenemos -los arquitectos- nuevas pinturas, nuevos materiales para integrar. Y si hoy con esta globalización estás haciendo un hotel en Dubai o en El Calafate, en países musulmanes, cristianos o judíos, en zonas frías, en zonas tropicales como el Caribe o en el desierto como en Dubai, el arquitecto también tiene que cambiar”, decía Ott en una entrevista para la revista de arquitectura “TRAMA”.

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