La escena estaba servida. La Feria del Libro de Francfort, quizás el evento editorial más importante del mundo, concedía su prestigioso premio anual -un reconocimiento para intelectuales comprometidos con la paz- al poeta exiliado Liao Yiwu. Esa misma semana, el anuncio de que Mo Yan era el nuevo Nobel de literatura causaba furor mediático. Y cuando llegó el momento de Liao de recibir su Premio de la Paz del Comercio Librero Alemán, las preguntas inevitablemente giraron en torno a Mo Yan. “Un poeta del Estado” que “se retira a su mundo de artesanía cuando es necesario”, fue como describió Liao al flamante Nobel chino.
“Para mí la verdad viene primero y luego la literatura. En China tenemos un sistema dictatorial y los escritores deben tomar una posición. ¿Qué posición toma Mo Yan? Él es un ejemplo de cómo un gobierno puede influir en un escritor”, señaló Liao Yiwu en una entrevista con la revista alemana Der Spiegel. “Es un símbolo de la cultura china del Partido Comunista. No mantiene ninguna distancia”.
Liao Yiwu pertenece a la categoría de los escritores exiliados, que comenzó una promisoria carrera como escritor con un salario completo del gobierno chino. Su fortuna, como la de muchos otros, cambió con las revueltas estudiantiles en la Plaza de Tiananmen en 1989. Cuando a comienzos de ese año dos revistas publicaron un par de poemas suyos que describían al país como paralizado por una leucemia colectiva, Liao fue brevemente detenido y pasó a engrosar las filas de los escritores considerados subversivos.
El poema “Masacre”, que compuso tras el final trágico de las protestas, selló su suerte definitivamente. Él y su mujer embarazada fueron arrestados y enviados a prisión durante cuatro años. Durante una década y media permaneció bajo estricta vigilancia, viviendo de las regalías de sus libros publicados en el extranjero como Entrevistas con personas de los bajos rangos de la sociedad. Se le permitió finalmente dejar China en 2011 y desde entonces se estableció en Alemania.
Entre los escritores que han sido galardonados con el premio figuran el nigeriano Chinua Achebe, el turco Orhan Pamuk, el español Jorge Semprún y el checo Václav Havel, además de intelectuales como Susan Sontag, Jürgen Habermas y artistas como Anselm Kiefer. El poeta y ensayista mexicano Octavio Paz, el poeta nicaragüense Ernesto Cardenal y el novelista peruano Mario Vargas Llosa son los únicos latinoamericanos en ganar el premio.
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