Existen diversas maneras de quedarse a vivir en China. Hay cuatro principales tipos de visados: visado “L”, o de turismo; “X”, o de estudiante; “F”, o de negocios; y “Z”, o de trabajo. Aunque cada tipo cumple con una función específica, la realidad es que se han ido reduciendo a simples trámites en los que Papel A+Papel B+Certificado C+Pasaporte = Visado. Un recorrido por el confuso mundo de los visados chinos. Un gran número de "agentes" en el mercado negro trafican los papeles requeridos para un visado, a cambio de una comisión. No funciona, sin embargo, como un mercado negro tradicional: los agentes se anuncian a plena luz del día en sitios web populares y fungen como mediadores para recabar los papeles de entre las empresas autorizadas para traer extranjeros. A su vez, el extranjero simulará trabajar para esa empresa. Los agentes suelen tener un "contacto" dentro de las oficinas migratorias, quien les hace pocas preguntas en ventanilla y agiliza los trámites. En todo caso, pese a lo común que es este servicio, los agentes dejan muy en claro que las condiciones (y el monto de comisión) varían semana a semana y nunca está 100% garantizado que el trámite será exitoso.
Las personas que vienen por primera vez suelen ingresar al país con un visado de turista. Este visado no permite trabajar o estudiar, prevé un número determinado de entradas al territorio y está limitado por períodos determinados de estadía (usualmente de hasta 30 días y ocasionalmente de hasta 60). Al llegar el turista al límite máximo de su estadía se generan las salidas exprés conocidas como visa run, ya que pisar suelo en otro país (o Macao o Hong Kong, para el mismo efecto) reinicia la cuenta y da derecho a otro x número de días de estadía.
El visado de negocios está diseñado para profesionales que han sido invitados a participar en un curso, que planean realizar una investigación, cerrar algún negocio o prestar un servicio profesional particular de carácter temporal. Este tipo de visado es muy común para todos los extranjeros que trabajan para compañías (incluidas aquellas de capital extranjero) que no cumplen con todos los requisitos para contratar extranjeros, aunque de facto lo hagan. Es relativamente fácil conseguir y renovar este tipo de visado en el mercado negro.
El visado de trabajo está diseñado para aquellos que vienen a prestar un servicio por tiempo indefinido, confiere el título de “experto extranjero” para el detentador y otorga derechos especiales estándar, como veinte días hábiles de vacaciones al año, seguro de gastos médicos y un subsidio para comprar un boleto de avión al país de origen.
Es, sin embargo, un visado difícil obtener ya que pocas son las empresas chinas que están acreditadas para otorgarlo (usualmente sólo instituciones públicas). Para las empresas, tanto chinas como extranjeras, obtener esta acreditación es complicado ya que existen muchos requisitos como el contar con cierto número de empleados chinos por cada trabajador extranjero. También es complicado para el propio extranjero, puesto que una oficina gubernamental inspecciona su currículo y determina si cumple con el perfil que exige el puesto, sin importar si el propio empleador ya le ha dado el visto bueno.
Las "renovaciones" de visado en el mercado negro conllevan ciertos riesgos: el principal es el entregar tu pasaporte a un desconocido para cometer un acto pseudo-fraudulento. Si el visado no llega a expedirse, uno es responsable de las consecuencias derivadas de una estadía ilegal (multas cuantiosas, cárcel y deportación).
La aparente falta de análisis de cada caso en particular genera discrepancias que serían sumamente peculiares en cualquier otro país: extranjeros que han tenido todos los tipos de visado, extranjeros con visado de turista desde hace cuatro años o estudiantes pero que no acuden a ningún tipo de clase. Es evidente que la persona está viviendo en China y que muy seguramente trabaja para mantenerse. ¿No lo ven las autoridades?
La legión de extranjeros en China
A mayor riqueza que acumulan los chinos, más crece la demanda de todo lo “extranjero” en el mercado: gastronomía, moda, artículos, autos e idiomas son vistos no tanto como una inversión, sino como una forma de mostrar elegancia y refinamiento. Por esta razón, el mercado chino puede ser muy lucrativo para los extranjeros que logren suministrarlo, lo que inclina la balanza a tomar riesgos en el mercado negro.
El gobierno chino enfrenta el desafío de lidiar con un número que supera los 600,000 extranjeros radicados en su territorio, que conlleva diversas complicaciones administrativas dado que los sujetos suelen desconocer tanto el idioma como la cultura legal del país. La relativa desacelaración que vive la economía china actualmente ha provocado que las autoridades refuercen las medidas para detener el flujo de inmigrantes. Recientemente, en Beijing corren rumores de que se están aplicando las leyes al pie de la letra en cuanto a visados. Se han vuelto más frecuentes las historias del “amigo de un amigo” al que no renovaron el visado. Es un hecho que, tarde o temprano, las facilidades para quedarse a buscar trabajo en China terminarán por constreñirse, como en Estados Unidos o Europa.
Eso no significa que vaya a terminar la demanda de todo lo "extranjero". Si el gobierno no ofrece canales legales que reglamenten eficazmente la estadía de extranjeros, el mercado negro continuará siendo para muchos el camino predilecto a la “prosperidad”. En todo caso, la migración es uno de los retos más grandes del siglo XXI, del que ni China se libra.
Jorge A. Ríos se licenció en Derecho en Monterrey, México. Se ha dedicado al periodismo y a proyectos culturales en Beijing desde 2009.