De acuerdo con fuentes confiables citadas por el diario hongkonés South China Morning Post, el gobierno chino habría etiquetado al ex jefe de policía de Chongqing, Wang Lijun, como un traidor a la patria y al Partido Comunista. Otra vuelta de tuerca en la historia política más complicada y enigmática del año, que podría remover el escenario durante el período en que se definen los nombres de los integrantes del equipo que gobernará al país durante el próximo decenio.
En su edición de ayer el South China Morning Post citó a una fuente cercana a la cúpula del gobierno chino que rápidamente se ha convertido en una bomba política. Según la fuente, el mismo presidente Hu Jintao habría calificado de traidor a Wang Lijun, el ex superpolicía que desmanteló las redes mafiosas de Chongqing y que fue hasta hace poco la mano derecha del popular político Bo Xilai, durante una reunión privada con los miembros del Comité Central del Partido.
Una fuente dentro del gobierno de Chongqing -donde han forjado sus carreras políticas tanto Bo como Wang- han confirmado a la prensa la misma historia. "El día antes de ayer (4 de marzo) todos los funcionarios de alto nivel en las prefecturas de Chongqing fueron informados de que Wang había traicionado al país”, señaló la segunda fuente anónima. La historia de Wang Lijun y las implicaciones políticas de sus acciones son uno de los puntos que han marcado la Asamblea Popular Nacional y la Conferencia Política Consultiva del Pueblo Chino, que se encuentran en marcha.
Antes de febrero, la imagen de Wang Lijun era la del héroe que había luchado con mano dura contra el crimen organizado en Chongqing, pero la historia comenzó a cambiar tras una misteriosa visita del teniente alcalde de la megalópolis de más de 20 millones de habitantes al consulado estadounidense en Chengdu el pasado 6 de febrero. Aunque aún no se han esclarecido los motivos de la visita de Wang a la sede diplomática, sigue teniendo fuerza la hipótesis de que habría buscado que se le concediera el asilo político.
La fuente al interior del gobierno de Chongqing ha señalado también que Wang se encontraría involucrado en una serie de delitos, que incluyen corrupción y degeneración moral. En una entrevista con Phoenix Television de Hong Kong emitida el lunes, el alcalde de Chongqing Huang Qifan indicó que Wang Lijun fue llevado al Ministerio de Seguridad del Estado y que él mismo le había advertido que se generaría una crisis diplomática si Wang permanecía demasiado tiempo en el consulado estadounidense.
El analista político Chen Zimin señaló que si bien el gobierno central ha calificado a Wang como un traidor, se trata también de una mala noticia para todos los altos funcionarios de Chongqing. "Los cargos contra Wang son políticamente mucho más graves si se le llama un traidor en lugar de un enfermo mental", dijo Chen, añadiendo que las acusaciones también tendrían un efecto negativo para Bo Xilai, el antiguo jefe de Wang, líder del Partido en Chongqing y favorito para ser designado como uno de los nueve integrantes del próximo Comité Permanente del Politburó del Partido.
Por otro lado, siempre siguiendo el análisis de Chen, las largamente anticipadas declaraciones sobre el “estado” de Wang no mencionan un abuso por parte de las fuerzas cuando Wang era el jefe de la policía, con lo que quedaría en evidencia que el gobierno central no quiere criticar la mediática campaña de Bo contra la mafia, acusada de obtener evidencia por medios como la tortura.
La investigación judicial liderada por Bo -el político que ha traído de nuevo a la política una nostalgia maoísta- es de proporciones épicas: 9.000 personas interrogadas, 50 funcionarios públicos involucrados y delitos que van desde los juegos de azar, lavado de dinero, tráfico de drogas y robo hasta la minería ilegal y huelgas forzadas.
Los observadores políticos coinciden en que las aspiraciones de promoción de Bo Xilai este otoño a la cúpula de la quinta generación de líderes chinas han recibido un duro golpe, aunque hasta hace poco sonara como uno de los favoritos. Bo Xilai era considerado como un fuerte aspirante al selecto grupo de nueve del Comité Permanente del Politburó del Partido por haber restaurado la nostalgia maoísta mediante canciones, campañas a través de mensajes de texto y programas de reeducación en el campo (que le han ganado el sobrenombre del “nuevo Mao”), y por su feroz lucha contra la mafia.
Ahora, su carrera podría verse afectada por la enigmática desaparición de Wang Lijun y el desenlace que tenga la novela policial más espectacular en la política china que se recuerde en años.
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