Los fabricantes de autos chinos ganan cada vez más terreno en América Latina. Al notable incremento de sus ventas en países como Brasil, Colombia, Chile y Perú se suma la construcción de plantas locales de producción de marcas como JAC Motors y Chery, permitiéndoles ofrecer precios competitivos y aprovechar los acuerdos comerciales para posicionarse en la región. Tras la visita a China la semana pasada de Roberto Kreimerman, ministro uruguayo de Industria, Energía y Minería, el Grupo Lifan está muy cerca de concluir las negociaciones para ampliar su fábrica y su producción en el Uruguay.
La idea original de los fabricantes chinos era establecer plantas de ensamblaje en México, para así poder entrar sin aranceles al mercado de Estados Unidos en virtud del NAFTA, pero la crisis financiera les obligó a repensar su estrategia. Ahora, las empresas chinas como Lifan, Chery y JAC Motors -que sueñan con convertirse en marcas globales siguiendo el modelo de las surcoreanas Kia o Hyundai- se han dado cuenta de que América Latina es el espacio perfecto para conseguirlo. Su táctica ha sido seducir a una clase media en rápido crecimiento, que le da tanta importancia al costo de un vehículo como a su diseño o funcionalidad.
Lifan en Uruguay
Uno de los objetivos centrales de la visita del ministro Kreimerman era avanzar en las negociaciones con el grupo automotriz Lifan para concretar la ampliación de la inversión de la empresa china en Uruguay. Lifan ya había anunciado que está interesado en ampliar la fábrica de autos que posee en el departamento uruguayo de San José para fabricar allí los motores para sus modelos 320 -similar al Mini Cooper británico- y 620.
Aunque el grupo automotriz aclaró que no está listo aún para revelar los detalles de las negociaciones, "Lifan está dispuesto a establecer una nueva central de producción de autos y motores si recibe el apoyo total del gobierno”, señaló su portavoz Cassia Wang después de una reunión en la ciudad de Chongqing, sede del grupo automotriz, entre el ministro Kreimerman y el presidente del grupo automotriz, Yan Mingshan. “La inversión total rondaría los US$ 200 millones a un plazo de cinco años", añadió.
El objetivo de la reunión, según la portavoz, era “reiterar la determinación de Lifan de hacer una inversión considerable en Uruguay, para lo que la empresa necesita el apoyo del gobierno uruguayo". La empresa china prefirió no ampliar detalles sobre cuáles son las condiciones que Lifan pidió al gobierno de José Mujica ni cuáles son las fechas que estarían manejando para concretar el millonario negocio.
Antes de firmar un joint venture con Effa Motors de Uruguay -que se concretará en las próximas semanas-, Lifan querría asegurarse que no encontrará obstáculos para colocar la producción de vehículos locales en Brasil -ya convertido en uno de los mercados automotrices de mayor crecimiento en el mundo-, Argentina y Venezuela.
Esa asociación incluye una planta para armar motores en Uruguay que sumaría varias centenas de puestos de trabajo. De esta forma, la planta de Effa pasaría de producir 20.000 unidades por año a 50.000 vehículos a partir del año 2013. Además de Lifan, Chery opera -en asociación con el grupo argentino Socma- una fábrica en Uruguay, donde produce sus modelos Tiggo y Face.
Uruguay promueve la inversión china
Si bien en principio fue la propia Lifan la que transmitió la invitación al ministro Kreimerman, el tema pasó luego a la órbita oficial del gobierno chino porque también se abordarán otros temas como la planta regasificadora que están definiendo Uruguay y Argentina. Ese proyecto permitirá recibir y distribuir gas licuado desde Arroyo Solís Grande.
De hecho, el ministro ofreció a la Administración Nacional de Energía de China y al gigante CNOOC (China National Offshore Oil Corp) participar en la construcción de la planta. Si bien ésta no aceptó, quedó la posibilidad de que participe el Citic Group, uno de los mayores holdings mixtos de inversión del país asiático y propietario de un banco.
Está previsto que la presidenta de Citic, Hong Bo, visite el país a inicios del mes que viene con el fin de analizar varias infraestructuras, entre los que figura la explotación de mineral de hierro para terceros mercados. La visita del ministro Kreimerman también buscó impulsar la inversión china -posiblemente de fabricantes chinos de colectores solares- y la entrada de exportaciones uruguayas más allá de las tradicionales, como carne y soja, hacia productos con valor agregado. Para ello, el ministro Kreimerman viajó acompañado por el Director Nacional de Industrias, Sebastián Torres, y el Director Nacional de Energía, Ramón Méndez.
En 2011 el comercio uruguayo con China creció hasta los US $2.500 millones, impulsado impulsado por la pasta de madera, la soja y la lana. En los últimos años Uruguay ha posicionado exitosamente productos como los cortes de carne vacuna de alto valor y ya se ha hecho ya un nicho en el mercado chino. El año pasado exportó a China 8.820 toneladas de carne vacuna por un valor de US $33 millones, con lo que el país asiático se ha consolidado como su séptimo mayor comprador en volumen y el número doce en precio. En total, las exportaciones de carne uruguaya a China han crecido diez veces en tres años.
Artículo publicado en El País (Uruguay)
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