China avanza en su carrera espacial

In by Simone

Tiangong I, la futurista estación espacial china, fue puesta en órbita el jueves pasado. El lanzamiento, que coincidió con el aniversario número 62 de la República Popular China, constituye un paso importante en la carrera espacial que Pekín comenzó, con bastantes tropiezos, a finales de los años sesenta.
Pekín está lista para la construcción de una estación espacial. El primer paso lo dio la semana pasada con el lanzamiento del módulo experimental Tiangong I – “palacio celestial” en mandarín- desde la base de Juquan, en la provincia occidental de Gansu. El objetivo central de la misión: avanzar hacia la meta de construir antes de 2020 la estación espacial más grande del mundo, que rivalizará con la Estación Espacial Internacional.

Tiangong I, una base de 18 metros de longitud y 8 toneladas de peso, permanecerá en órbita durante dos años. El módulo experimental cuenta con un espacio habitacional para astronautas, un sistema de comunicación visual, máquinas de ejercicio e instrumentos de entretenimiento.

El evento ha sido seguido muy de cerca en China, que hacía tiempo había puesto sus ojos en la exploración espacial, casi como manera de demostrar que sus rascacielos y su creciente urbanización no son ya suficientes para contener el progreso económico de la segunda economía mundial. El lanzamiento, que coincidió con el inicio de la temporada festiva del 1 de octubre –fecha de fundación de la República Popular China-, despertó el fervor nacionalista que suele ser habitualmente incitado en el país cuando ocurre un acontecimiento que conjuga un deseo de unir al país y uno de superar las marcas existentes.

China decidió unirse a la carrera del espacio en plena Guerra Fría, cuando los dos bloques se disputaban la “conquista” de la Luna. El 14 de julio de 1967 Mao Zedong y Zhou Enlai decidieron que la República Popular China no se quedaría atrás y lanzaron un programa espacial propio. Sin embargo, el proyecto secreto 714, que debía enviar astronautas chinos al espacio, fue cancelado por razones económicas en 1972, en plena Revolución Cultural. El segundo intento fue igualmente efímero –siendo anunciado en 1978 y cancelado en 1980-, por lo que muchos pensaron que se había anunciado con fines propagandísticos.

Mejor suerte tuvo el proyecto 921, que comenzó en 1992 y tuvo su primera prueba de fuego con un lanzamiento de prueba de 1999. Finalmente, después de cuatro vuelos experimentales, el 15 de octubre de 2003 la nave Shenzhou 5 llevó al espacio a Yang Liwei, quien se convirtió en el primer astronauta chino. El viaje de 21 horas de Yang permitió a China convertirse en el tercer país capaz de enviar un hombre en órbita. “No defraudaré a la patria”, había señalado el astronauta antes de despegar. Luego, seguro de sí mismo, había dicho: “Los veré mañana”.

Desde aquel momento la carrera espacial de Pekín ha marchado más rápidamente. En 2008, tras dos intentos, la nave Shenzhou 7 llevó al espacio a tres astronautas que regresaron a tierra tres días después, en medio del júbilo de todo el país. El piloto Zhai Zhigang se convirtió en ese viaje en el primer astronauta chino en caminar en el espacio, un recorrido que duró 15 minutos.

El nuevo hito en la carrera espacial china ha sido registrado con entusiasmo por la población, aún en capacidad de entusiasmarse con el progreso tecnológico del país y de olvidarse, al menos por un momento, de la corrupción, la inflación y un desarrollo económico cada vez más desigual.

[Foto: floridatoday.com]