En diciembre de este año se cumplirán diez años desde la entrada de China en la Organización Mundial de Comercio, que supuso un fuerte impulso para el crecimiento chino. Con motivo del aniversario, el periódico Global Times entrevistó a Long Yongtu, el hombre que lideró las negociaciones de adhesión de Beijing al organismo internacional.
Para Long Yongtu el balance de los últimos diez años es altamente positivo. “Nuestra entrada a la Organización Mundial de Comercio ha ayudado al país a volverse económicamente fuerte. Nuestro crecimiento además ha beneficiado a la economía mundial en su conjunto”, señaló. El que fuera jefe de las negociaciones también adelantó cuáles serán algunas de las medidas económicas que tomará Beijing durante el próximo decenio: China abrirá su economía aún más, buscando proteger las inversiones extranjeras en su territorio, al tiempo que seguirá concediendo gran importancia al desarrollo de su mercado interno, donde se concentran la mayoría de pequeñas y medianas empresas nacionales.
Para Long, ante todo China ha mantenido las promesas que hizo en el momento de entrar en la OMC, algo que confirman sus resultados económicos. El valor comercial del gigante asiático ronda hoy los 30 billones de dólares, casi seis veces más que el monto en 2001. Asimismo, las inversiones directas de China en el extranjero superaron por primera vez en 2010 el monto de los cien mil millones de dólares, colocando al gigante asiático detrás solamente de Estados Unidos.
“Con una economía fuerte y con el aumento de las fusiones y adquisiciones por parte de empresas chinas en el mercado extranjero las inversiones salientes han crecido a una velocidad sin precedentes, ascendiendo a 68 mil millones de dólares en 2010. Es decir, un valor casi 23 veces más alto que los 3 mil millones de dólares de 2001”, subrayó Long. Además, insiste el negociador jefe de Beijing, “China cumplió con su compromiso de reducir los aranceles para los productos industriales y agrícolas en un 8,9 y un 15%, como acordó en el momento de su entrada a la OMC”.
El arquitecto de la entrada china a la OMC hizo énfasis también en el progreso hecho por Beijing en la apertura de su propio mercado, en la línea del reciente discurso en que el primer ministro Wen Jiabao pidió el reconocimiento internacional de China como una economía de mercado.
“La industria automotriz es un buen ejemplo de apertura del mercado”, señaló Long. “Hoy en China los autos ya no se encuentran en pocas manos, sino en muchas. Para mí es una gran satisfacción saber que una parte importante de la población se ha beneficiado de los cambios políticos y económicos que han ocurrido en este país”.
En efecto, China se convirtió en 2009 en el mercado automotriz más grande el mundo, superando a los Estados Unidos. El año pasado se superó la barrera de los 18 millones de unidades entre la producción y la venta de autos. Actualmente uno de cada 17 chinos posee un vehículo propio, lejos de la media de 1 auto por cada 56 personas que tiene India. Y ese es precisamente un mercado en el que los grandes beneficiarios han sido las marcas extranjeras.
Long también se refirió a cuestiones financieras, intentando explicar las necesidades chinas. “Mirando hacia atrás, nos damos cuenta de que la reforma financiera podría haber sido más rápida”, indicó al Global Times, un periódico oficial que circula en inglés. Lo que frenó la apertura, explicó, fue la experiencia de finales de los años 90 de los llamados tigres asiáticos -Taiwán, Corea del Sur y Japón-, que resultaron ser más bien tigres de papel al no haber podido remediar los ataques especulativos.
El resultado de esta prevención fue que, aunque actualmente operan en China 338 bancos extranjeros, registran menos del 2% del total de la actividad financiera del país. “Cuando negociábamos [la entrada de China a la OMC], calculábamos que los bancos extranjeros y las aseguradores podrían obtener una cuota del mercado entre el 10 y el 15% a lo largo de estos diez años. Su cuota del mercado es demasiado baja. Mirando hacia atrás, vemos que creamos demasiadas restricciones”, señaló.
La intención china, según Long, es seguir respondiendo a las exigencias internacionales, especialmente de ampliar las posibilidades de inversión extranjera en China. Lo importante, concluye, es garantizar la transparencia de dicha maniobra.