Después del cierre del Tercer Plenario, la semana pasada, varios expertos han dado su opinión frente a la resolución final en donde se plantean las reformas a seguir de acá a 2020. China Files siguió uno de los paneles de discusión de la Conferencia anual de la revista Caijing, que reunió a un grupo de cinco expertos que analizaron las principales políticas establecidas.
Con gran consenso, la resolución fue definida como un mapa de trabajo que se ajusta al nuevo estado de la economía y sociedad china, y que propone reformas reales y efectivas que tienen el potencial de no quedarse en papel.
Los terceros plenarios han sido considerados las reuniones clave para definir el camino a seguir en China, denotando reformas y puntos en los que el gobierno debe enfocarse a mejorar. Fue precisamente durante el Tercer Plenario del Undécimo Congreso que se definió el plan de liberación que asumiría China para desarrollar su economía y luego, en el doceavo, se comenzó a hablar de economía socialista de mercado.
Hoy, en el Tercer Plenario del Decimoctavo Congreso, se hace frente a las consecuencias –positivas y negativas- que han traído los cambios económicos y sociales de China, y que hoy parecen subir un escalón enfatizando un nuevo protagonista: el mercado.
Si bien el concepto ha estado presente en las anteriores resoluciones, pues era determinante para la entrada de China a la Organización Mundial del Comercio y fundamental para la apertura económica, solo hasta ahora se define su real función dentro del sistema chino.
Los expertos presentes en la “Conferencia Anual Caijing: Previsiones y Estrategias”, coinciden que nunca antes una resolución había definido tan claramente las políticas que pautan el mercado como un ente independiente del gobierno.
Lo que ellos más resaltan como clave son las modificaciones en el ámbito económico, que buscan poner bases más solidas a la conocida economía de mercado socialista, “con características chinas”. No son ni la reforma a la política del hijo único ni la posible eliminación de los campos de reeducación –conocidos como campos de trabajo forzado-, que tanto eco han tenido en la prensa extranjera, los cambios más importantes.
“Esta nueva resolución es una actualización de la del Tercer Plenario del Catorceavo Congreso, pues propone un sistema de mercado más maduro que va en línea con la economía moderna de China”, afirmó Wu Jinglian, investigador del Centro de Investigación de Desarrollo del Consejo de Estado.
“La principal contradicción del Catorceavo Congreso fue que no definió el rol del gobierno, y por lo tanto, no se hizo real en nuestra realidad”, añadió.
Las dos claves de esta nueva resolución fueron sintetizadas en dos puntos: definir el rol del mercado y el rol del gobierno, y establecer un sistema de mercado uniforme y estable de manera que sea benéfico al desarrollo de la economía china.
“El mercado debe tener un rol decisivo. Quizá antes no lo sabíamos. Pero hoy lo sabemos y es precisamente de su liberalización que podremos separar los roles de gobierno y de mercado”, afirmó Cao Yuanzheng, economista jefe del Banco de China.
Esta potencial división de roles sería el punto de inflexión de este Tercer Plenario, pues se establece como objetivo clave la implementación profunda de una economía socialista de mercado.
De este objetivo se derivan una serie de mecanismos que definen un marco de trabajo. “Si nosotros proponemos que el mercado juegue un rol en la distribución de recursos sin tener un sistema apropiado que lo sustente, todo queda en el papel”, declaró Wu Jinglian.
Dividiendo mercado y Estado
“Este nuevo plenario tiene similitudes con el undécimo”, afirmó Gu Shengzu, miembro del Comité Permanente del Congreso y vicepresidente de la comisión Financiera y Económica, que fue cuando Deng Xiaoping abrió las puertas a la liberación económica de China.
Sin embargo, 35 años después de haber incentivado a que algunos se enriquecieran primero y que las fuerzas económicas e industriales del país florecieran, China se enfrenta a la gran dificultad de balancear los intereses de varios.
Para esto, Gu Shengzhu considera que hay que definir el límite entre el gobierno y el mercado, entendiendo que el mercado debe ser el protagonista en esta nueva etapa. “El mercado debe tener autonomía para definir precios y recursos. ¿Y cómo dejar que el gobierno juegue en el mercado? Hay que delegar, limitar, supervisar y relegar poderes”, afirmó.
Gu enfatizó que es importante establecer un límite preciso para tener un sistema de mercado evolucionado, en donde se establezca una libre competencia, y que con mínima intervención del Estado, la administración liberalice procedimientos y aprobaciones, y a su vez, estimule la desregulación.
En esta separación de poderes entra a jugar de forma fundamental la flexibilización del sistema financiero de China, haciéndolo accesible para todos, no solo a nivel de acceso a préstamos sino flexibilizando impuestos y tasas de interés.
“Al mercado chino le hacen falta estándares o puntos de referencia. Tenemos muchas organizaciones pero no hemos liberalizado las tasas de interés. Buscamos tener una economía abierta pero aún no tenemos una libertad en definir intereses”, afirmó Li Yang, vicepresidente de la Academia China de Ciencias Sociales.
Según Li, el sistema de mercado no sirve a los ciudadanos comunes y la infraestructura financiera no cubre a todo el mundo. Además, sugiere como urgente implementar un nuevo sistema de financiación de capitales, que remplace el modelo actual de préstamos a largo plazo, que es fuertemente criticado, pues casi el 60% de estos se va a empresas estatales sin un retorno garantizado. La mayoría de estos dineros han sido canalizados para la construcción de macro proyectos, que si bien han traído desarrollo para el país, en muchos casos ha profundizado la deuda e inflado la crisis inmobiliaria.
La justicia social también es importante
Definir el rol del mercado fue visto por la mayoría como el cambio más importante, sin embargo, Wang Yiming, vicepresidente de la Academia de Investigación Macroeconómica, enfatizó que estas reformas económicas solo tendrán efecto importante si son pensadas de forma inclusiva, sin barreras ni límites sociales.
“Hay dos cambios fundamentales: mercado y justicia social”, explica. “Tenemos que liberar también el sistema laboral, y para esto se debe reformar a cabalidad el sistema del Hukou –sistema de registro de residencia-, distribuyendo la migración a ciudades de primer, segundo, tercer y cuatro nivel, para evitar la concentración en las mega ciudades”.
De igual forma, reclama una equidad para los ciudadanos de las zonas rurales, enfocándose en la reforma de tierras, para que los campesinos puedan usarla como un bien, y así hipotecarla o trabajarla.
“La reforma de la tierra es fundamental para liberar las fuerzas productivas. Así como se hizo antes, hoy debemos pensar a la inversa, para que los campesinos se vuelvan responsables de sus tierras”, explicó. Esto apuntaría a desarrollar el sistema agrícola chino, pensado para las especificidades chinas. “No hay necesidad de copiar sistemas de Estados Unidos o Japón. Nosotros tenemos nuestras propias necesidades”, enfatizó.
“Creo que tenemos que empezar donde hay consenso, y en donde no haya tanta resistencia. Empecemos a reformar el gobierno, debemos continuar delegando poderes. Esta administración ya prometió delegar un tercio de su poder”, resaltando que precisamente para las reformas sociales se necesita darle mayor libertad a las autoridades locales.
Mucho se había hablado de las potenciales reformas que el gobierno de Xi Jinping traería a China. Con esta nueva resolución se espera entrar en una nueva etapa económica de China, atacando los principales problemas del país, que hoy por hoy, se concentran en cómo transformar el sistema chino hacia uno sostenible e inclusivo, que cubra a 1.400 millones de personas.
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