“China necesita el ingreso de productos agrícolas”: entrevista a Carmenza Jaramillo, embajadora de Colombia en China

In by Andrea Pira

En menos de seis meses, Colombia logró destrabar un proceso que llevaba varios años reposado con China: la entrada de carne bovina. Aún faltan varios pasos para la primera exportación, entre ellos la autorización por parte de China a frigoríficos colombianos. Sin embargo, la rapidez con la que se resolvió el tema es un reflejo de un nuevo dinamismo colombiano que ha llegado a Pekín, a manos de la nueva embajadora Carmenza Jaramillo.

Colombia aún tiene muchos retos frente a China, especialmente en el proceso de darle un efectivo seguimiento a los diez acuerdos firmados y propuestas lanzadas durante la pasada visita del presidente Juan Manuel Santos a China en mayo de 2012, como fue el estudio de factibilidad del TLC entre ambos países. Jaramillo, quien antes había trabajado de cerca con Asia, como embajadora en India y cónsul general en Hong Kong, habló con China Files sobre la estrategia nacional frente a China y las potencialidades comerciales que Colombia tiene allí.

¿Cómo analiza el estado de la relación colombo-china?

La relación inició hace 30 años en los que se ha avanzado poco. Sin embargo, Colombia hoy está en su cuarto de oro, pues los chinos la ven como un país que puede ser una fuente agrícola, de recursos petroleros o mineros y ven posibilidades de inversión, pues hay un gran potencial de infraestructura para desarrollar.

Tenemos que ver este momento para posicionarnos como lo están haciendo otros países como Chile, Argentina o Perú, que tienen relaciones con resultados palpables. Hace 20 años llegué a Hong Kong, y Chile ya estaba entrando a China de manera decidida con sus productos, frutas y vino. Fue el primer país que le apostó de verdad al comercio con China y por eso hoy en día está tan bien establecido. Otro ejemplo puntual es Uruguay, que vende lana y carne y con eso se ha ido estableciendo como uno de los pocos países con balanza positiva en su comercio con China.

¿Qué oportunidades inmediatas ve para Colombia?

Hay varias oportunidades. Hace muchos años se firmó el protocolo para la exportación de banano. Sin embargo, Estados Unidos abarca gran parte de la producción colombiana y acá, la exportación de banano, la controla y maneja Ecuador.

Acabamos de firmar el protocolo para la exportación de carne de res y el interés de China de importar carne de Colombia ha sido claro y palpable: fueron las autoridades de cuarentena quienes más insistieron en movilizar las cosas.

¿Qué sectores piensan impulsar con ese TLC?

La parte agrícola es definitivamente necesaria pues hay muchas perspectivas de desarrollo en frutas, lácteos, y con el café, pues en los últimos años ha aumentado su consumo en China. También se puede desarrollar el comercio de carnes, azúcar, lácteos y aceite de palma. China necesita el ingreso de productos agrícolas pues su suelo productivo es escaso. Nosotros tenemos la posibilidad de producir lo que ellos necesitan para su creciente población, pues por controlada que sea, tiene 16 millones de seres vivos que nacen cada año.

Existen otras oportunidades como muebles de oficina, papel para imprenta, plásticos, productos químicos, manufacturas de cuero y confecciones, especialmente vestidos de baño y cuero crudo.

Y por último, con Ron y el Aguardiente, que lentamente se han ido posicionando en este país, a tal punto que podríamos competir fácilmente con el ron de Cuba.

Es cierto que con el café hay perspectivas, y ya hay empresas colombianas impulsando productos acá, pero la verdad es que aún falta presencia. ¿Qué ha pasado?

El consumo del café en China en 2012 creció en un 30%. Los chinos van a pasar del consumo de 4 tazas de café al año a un número más importante, porque existe una franja de los 20 a los 30 años que ha descubierto el café como una bebida necesaria para las reuniones. Y en eso vamos. Ya Café Quindío puso la primera tienda de café colombiano en Corea, y tienen interés en abrir en China.

¿Se está haciendo énfasis en promover productos semi transformados o terminados en China, como por ejemplo pulpa de fruta, en lugar de las frutas mismas?

Claro que sí. Proexport inicia parte comercial, nosotros tenemos que buscar el valor agregado que se puede dar a los productos. Por eso consideramos no solamente traer carne, sino mirar si podemos vender, por ejemplo, enlatados.

Queremos que China vea en Colombia un socio natural, porque además de fomentar intercambio agrícola estamos buscando inversión tanto en infraestructura como en la parte de intercambio de tecnología, software y parques de investigación y desarrollo que ayuden este proceso.

Pero los estudios y proyecciones no sirven si los empresarios colombianos no dan el paso de lanzarse a producir para China…

Es cierto. Son muchos los estudios que se hacen, son muchas las propuestas, son muy buenos los resultados, pero es un canal de doble vía. Las pequeñas empresas han tratado de entrar en el mecanismo, al tener tantos tratados de libre comercio firmados con el exterior, y existen productos competitivos y talento. Pero para desarrollarlos, se requiere preparación.

China, comercial y culturalmente, es completamente diferente a lo que estamos acostumbrados. Tenemos que enseñarles en Colombia cómo es el comercio en China, cómo se hacen negocios y cómo es necesario tener un doliente en este país. No se puede venir a vender zapatos porque si. Hay que tener un socio o una empresa que trabaje con uno.

En Colombia tenemos que aprender que no todo lo que se hace en China es malo y que tenemos que mirar este país con otros ojos. Acá, nosotros debemos mostrarles cómo se hacen negocios en Colombia, porque para llegar a ser parte de un proyecto se requiere una licitación, y ellos no entienden cómo funciona pues vienen de un país el gobierno decide qué se hace y cómo.

Para desarrollar plenamente estos proyectos de promoción se necesitan más funcionarios en la embajada, así como consulados. Por ejemplo, si se quiere promover la agricultura, ¿por qué no hay un agregado agrícola?

Se está pensando agrandar la planta de Proexport y en tener un agregado agrícola. Debe ser una persona experta en temas fitosanitarios y en el sector agrícola, y que además tenga los suficientes contactos para poder iniciar relaciones en China y conozca las entidades agrícolas en China.

Ya se inauguró el consulado en Shanghai, que es un centro comercial por excelencia con una comunidad colombiana de alto nivel que hoy se siente representada. Y ya se están tramitando las cartas de intercambio para poder abrir el consulado en Guangzhou.

Nuestra misión en la embajada y consulados es hacer que nos conozcan en toda China. Cualquier acción o perspectiva que uno le presente a los chinos es analizada en una dirección u otra. Nosotros no podemos dar un mensaje raro, porque aquí el camino que se pierde es uno muy difícil de recuperar.

Yo pienso que sí estamos atrasados comparativamente con otros países, pero somos nosotros los que tenemos que ganarnos ese espacio y lo estamos haciendo ya con dedicación.

¿Pero Colombia ha perdido tiempo en China?

No. Lo que pasa es que no se le ha dado la oportunidad de estar presente o Colombia no la había buscado. Pero gracias a la labor de embajadores anteriores, he podido ingresar por una puerta grande en varios aspectos.

China aprendió que con América Latina se negocia a través de TLC, en lugar de proyectar relaciones holísticas. ¿Usted cree que es necesario negociar un TLC cuando aún no hemos desarrollado una base de productos con potencial exportable a China?

Una cosa no excluye a la otra. Nosotros podemos hacer el trabajo de desarrollo de base, buscar ubicarnos en China y que nos conozcan, y al mismo tiempo negociar un TLC, que no se firma en un día. Es decir, no podemos quedarnos esperando a que se firme el TLC sin hacer el otro trabajo. Debemos sembrar la semilla de Colombia en el mapa de China para que una vez que las negociaciones avancen, ellos sepan qué oportunidades tenemos. Debemos presentarles lo que existe en Colombia, tener una posibilidad sin crear expectativas que no sean posibles de llenar. Es decir, mostrar el país con sus ventajas, sus posibilidades y sus oportunidades.

Las reacciones en el país pueden ser temerosas o pueden ser de prevención, pero existen maneras de trabajar y este es un territorio tan grande, con tanta gente, con tantas posibilidades, que hay cupo para todos. Es una sombrilla enorme, en la cual nosotros tenemos que buscar nuestro posicionamiento, porque hoy lo podemos hacer. A la vuelta de los años no sé si nos dejen entrar.

Hay prevención frente a China en el tema industrial, y esta se refuerza con ejemplos como el de la fabricación de "sombreros vueltiaos" en China o la entrada de zapatos extremadamente económicos…

Con los intercambios comerciales siempre surgen estas circunstancias. Pero China y Colombia son parte de la Organización Mundial de Comercio, y se rigen bajo la normatividad de país de origen.

Cuando tengamos empresas muy competitivas, así aquí las copien, sus productos van a tener prioridad. El chino no se pone copias pues busca siempre lo real y lo que marca la diferencia de los otros. Somos los occidentales que tenemos la tendencia de comprar lo que es copia. ¿Por qué las marcas de lujo están todas en China, a pesar de todas las copias? Porque ellos saben que aquí hay un mercado enorme, incluso más importante que el de sus países.

No podemos pensar que nos van a copiar sino que tenemos que ser competitivos y buenos.

Con China hay posibilidades de extender la cooperación a otros ámbitos como la cultura, investigación, academia o ciencia. ¿Cómo vamos ahí?

La directora de Hanban, centro que coordina los Institutos Confucio en el mundo, dijo que si podía dar un ejemplo de cómo se desarrollan las actividades de Confucio, Colombia se ganaría el primer puesto.

Por eso la reunión de los Institutos Confucio que se llevó a cabo en Medellín en julio fue tan importante. Ya los chinos empiezan a ver en Colombia un lugar donde pueden tener una representación. Y no sólo los Institutos Confucio van a permitir conocer el idioma, la cultura y la historia, sino que con ellos, los colegios están mirando la posibilidad de enseñar mandarín.

Queremos aumentar el número de becarios chinos que van a Colombia para aprender el español, enseñar chino, así como aumentar el número de becados colombianos que vengan a China.

China tiene la posibilidad de desarrollar una relación extensa con Colombia, pero no podemos abarcar todo, debemos especializarnos. Y un ejemplo puede ser con la cultura. Con la salsa podemos crear institutos de baile y traer profesores colombianos que difundan la música del caribe y el pacífico.

¿Qué han hecho para incrementar el turismo chino?

A inicios de este año, ProExport llevó a 12 toureperadores chinos que ya viajan a Venezuela. Lo que más les atrajo fue la zona cafetera, y derivado de esto, ya se realizó la primera visita de chinos a una zona cafetera hace un mes.

Estando todavía tan lejos, en un viaje de 24 horas, lo ideal es tener unas propuestas que lleven al chino a visitar 3 países en un período de 17 días, en donde haya de todo un poco: sol, playa, descubrimiento, cultura, confort y compras, que a ellos les encanta.

Para esto, debemos tener guías que hablen mandarín, porque los chinos que van a ir no necesariamente hablan inglés o español. También debemos trabajar en la comida, porque un chino experimenta una o dos veces, pero a él le gusta su comida. Les gusta la carne -algo que les va a encantar en Colombia- pero necesitan comer fideos, verduras o té.

Una versión más corta de esta entrevista fue publicada por Portafolio

[Crédito foto: Natalia Tobón Tobón – China Files]